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Fe y Vida: “Papá, cuando sea grande quiero ser como tú”

Un cordial saludo para todos mis queridos lectores.

“Papa cuando sea grande quiero ser como tú”. Esa es una frase muy común en los niños, pues todos quieren tener un modelo por el cual regirse durante su crecimiento, y qué mejor modelo que el de aquel que nos trajo a la vida, de aquel que mucho quiero y llamo papá.

Ahora bien, eso implica para nosotros los que somos padres una gran responsabilidad. Primero como esposos. Si yo no manejo bien mi hogar, si no soy respetuoso y cortes con mi conyugue, qué ejemplo estoy dando a mi pequeñuelo. Si no soy un esposo responsable, que no malgaste el tiempo y el dinero que le pertenece a mi familia con mis amiguitas entre comillas, y mis amigotes, cómo puedo ser un ejemplo a seguir. Si entre todas las mujeres del mundo escogí a la que hoy tengo por esposa, debo de amarla y cuidarla, si no lo hago qué ejemplo estoy dando a ese menor mío. Si no dedico tiempo a estar con mi hijo porque me he convertido en una máquina de trabajo para ganar dinero o porque lo malgasto fuera de mi hogar, cómo va a querer mi hijo seguir mi ejemplo y ser como yo cuando sean grandes. Si Dios no ocupa un lugar de honor y respeto siendo el centro de mi hogar, no puedo esperar que cuando mi hijo crezca siga mi ejemplo. Si no fui capaz de estudiar para obtener una profesión, cual va a ser el ejemplo que el va a tener. Si no soy lo suficientemente responsable para cumplir con las leyes tanto del tráfico como las que dicta el gobierno y las autoridades, qué ejemplo estoy dando a ese pequeño mío que está creciendo y que es como esponja que todo lo absorbe. Si no tengo capacidad para respetar a los demás como seres humanos con los cuales convivo diariamente, dejo mucho que desear, y entonces cómo va a querer mi hijo ser como yo. Si soy flojo para el trabajo, es decir perezoso, que ejemplo le voy a dar a mi hijo. Si no repudio las drogas, el exceso de alcohol y el sexo desordenado e irresponsable qué será de mi hijo que quiere ser como yo cuando crezca.

Mis queridos lectores, el que todos hagan las cosas mal hechas no me dan a mí el derecho de hacerlas mal, porque diez o veinte equivocados no hacen un correcto. Lo que está mal, está mal aunque lo haga todo el mundo, y lo que está bien está bien, aunque no lo haga nadie.

Si nosotros los que somos padres queremos que nuestros hijos nos digan: “Papa, cuando sea grande, quiero ser como tú”, tenemos que comenzar por dar nosotros el ejemplo. Hay un refrán que dice: “Haz lo que yo digo, y no lo que yo hago”. Pero aquí no cabe ese refrán, porque si decimos: “Haz lo que yo digo, esto tiene que ir respaldado por lo que hago”, si no es así, no funciona, pues las cosas se hacen bien o no se hacen. Para dar un mal ejemplo y hacer las cosas mal hechas siempre hay suficiente tiempo.

Voy terminando, pero antes quiero dejarles esta lectura bíblica tomada del Evangelio de San Juan, Capitulo 5, Versículo 19 que dice así: “Jesús les dijo: Les digo la verdad; el Hijo no puede hacer nada por su cuenta. Sólo hace lo que ve hacer al Padre. El Hijo hace lo mismo que hace el Padre”.

Seamos un buen testimonio para nuestros hijos.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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