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Fe y Vida: El perdón, camino de felicidad

Ray Ortega

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Hace unos días llegó a mi poder una frase que decía: “Si quieres ser feliz por un rato, véngate, si quieres ser feliz para toda la vida, perdona”.

Cuando yo perdono no simplemente libero de culpa a aquel que me ofendió, sino que perdonando me hago yo libre de la amargura que provocó esa acción que fue hecha contra mí persona y que dejó una huella profunda en mi corazón. No quiero decir que perdonando yo eximo de culpa al ofensor, sino que me libera a mí que fui el ofendido de esa herida del alma.

En muchísimas ocasiones he escuchado esa frase que comúnmente se dice: “Yo perdono, pero no olvido”, y pensamos seriamente que si no hemos olvidado, no hemos perdonado, eso es verdaderamente un gran error. Tenemos que recordar que el perdón no nos produce amnesia, el perdón no implica que olvidemos todo, somos seres humanos, y siempre queramos o no vamos a recordar eso que nos hicieron, no es indispensable que olvidemos para perdonar. Yo puedo perdonar y a la vez estar consciente de ese daño que se me hizo, pero yo tomo la decisión que eso que me hicieron no va a afectar más mi vida.

Tenemos que tener en cuenta que es a través de la fe cualquiera que sea la que practiquemos que podemos decidír perdonar. He tomado la decisión de no vengarme, de no traer al presente lo que ya pasó, inclusive el mantenerme firme en el no criticar a aquel que me ofendió. Sin embargo, no podemos decidir el dejar de sentir, pero no es imposible, se puede lograr.

Hay unos pasos importantes para de verdad perdonar a alguien que nos ha ofendido, y son los siguientes: 1- Identifique plenamente la herida que le hicieron, e identifique la persona que se lo hizo. 2- Decídete a perdonar, no importa lo que en ese momento esté sintiendo tu corazón. 3- Habla de ese perdón aunque estés solo, lo puedes hacer cuando estés manejando o en la privacidad de tu hogar    5- No le digas a la persona que perdonaste, yo te perdono por esto o aquello, pues la persona te puede decir: Pues mira, si tengo la oportunidad de volvértelo a hacer te lo haría, solamente perdónalo. 6- Acércate más a Dios, y dile desde lo más profundo de tu corazón: Señor yo he tomado la decisión de perdonar, pero soy débil y tú lo sabes, ayúdame, dame un corazón nuevo, recibe el mío, enséñame a decir como dijiste tú: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Tenemos que estar consientes que nosotros también hemos lastimado y herido a muchas personas, con intensión o sin ella. Muchas veces hemos herido el alma de nuestros seres queridos y tenemos que pedirles perdón, y tener la fortaleza para decirles “perdóname”.

Los dejo con esta meditación para que reflexionemos sobre el perdón, y es tomada del Evangelio de San Mateo, Capitulo 6, Versículos 14 y 15, y dice así: “Si vosotros perdonáis a otros las ofensas que os han hecho, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros las faltas que hayáis cometido”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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