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Fe y Vida: las dificultades nos hacen fuertes

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Hay un refrán que dice: “Lo que nada nos cuesta hagámoslo fiesta”. Ese refrán es muy verdadero, y nosotros los padres muchas veces queremos dar a nuestros hijos, sin ellos merecerlo, las cosas que nosotros no pudimos tener cuando éramos niños o jóvenes, y lo más malo de esto es que lo gritamos a los cuatro vientos, sin darnos cuenta que tratando de hacerle a nuestros hijos un bien, lo que les estamos haciendo es un mal. Creo que las cosas deben darse o ganarse por mérito, no solo de dar por dar, si nosotros los padres no preparamos a nuestros hijos para el mundo que les va a tocar vivir, nuestra labor como padres ha sido muy pobre. Muchas veces se les debe dejar pasar un poco de trabajo, para que así sepan valorar las cosas.

Quiero contarles una anécdota de un hombre que pensando hacer un bien, hizo un mal, se titula La lección de la Mariposa, y dice así:

“Un día, en una pequeña abertura apareció una oruga; un hombre se sentó a observar a la mariposa durante varias horas, viendo cómo se esforzaba para hacer que su cuerpo saliera a través de aquel pequeño agujero. Llegó un momento en que parecía que la oruga, a pesar de su esfuerzo, no avanzaba nada. Parecía que había llegado a un punto en que ya no podía avanzar más. Entonces el hombre decidió ayudar a la oruga y agrandó el agujero. La mariposa salió sin dificultad. Pero su cuerpo estaba débil, las alas no estaban desarrolladas y las patitas no la sostenían. El hombre continuó observándola esperando que en cualquier momento se lanzara a caminar y emprendiera el vuelo a través de las flores. Pero nada sucedía. La verdad es que la mariposa pasó toda la vida arrastrándose por el suelo. Fue incapaz de elevar el vuelo. Lo que el hombre que con toda buena voluntad quiso ayudar a la mariposa no entendía es que, al hacer un gran esfuerzo para atravesar el pequeño agujero, los jugos vitales se iban distribuyendo y extendiendo por las partes del cuerpo que requerían fortaleza para volar. Al pasar el agujero sin ese esfuerzo, las alas no recibieron la sustancia necesaria”.

Mis queridos amigos, muchas veces nosotros y nuestros hijos necesitamos el esfuerzo y la dificultad en nuestras vidas. Si Dios nos permitiera a todos pasar por nuestras vidas sin obstáculos, quedaríamos débiles. No llegaríamos a ser tan fuertes como debiéramos. Nunca podríamos llegar a levantar el vuelo. Por eso no regales a tus hijos por regalarles o porque tú nunca lo tuviste, regálales por su esfuerzo y sacrificio para lograr las cosas.

Yo los dejo por hoy con estas cortas frases para que reflexionen un poco: “Yo pedí fuerza…Y Dios me dio las dificultades para hacerme fuerte. Yo pedí sabiduría…Y Dios me dio problemas por resolver. Yo pedí prosperidad…Y dios me dio inteligencia y músculos para trabajar. Yo pedí coraje…Y Dios me dio obstáculos para superar. Yo pedí amor…Y Dios me dio personas con problemas a quienes ayudar. Yo pedí favores…Y Dios me dio oportunidades. Yo no recibí nada lo que pedí…Pero he recibido todo lo que necesitaba.”

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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