Ray Ortega.
Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.
La vida nos trae muchos momentos alegres, y otros tanto tristes o que no son tan alegres. Hay muchos que se creen que la vida es solo fiestas, tragos, mujeres, buenos y lujosos autos, el dinero, las drogas y muchas otras cosas más. ¿Pero son todas estas cosas las que verdaderamente traen felicidad a nuestra alma? No puedo negar que estas cosas nos dan un ratico de alegría, pero no nos pueden dar una felicidad que sea verdadera y duradera, sino una alegría que es muy, pero muy ficticia, pues cuando el dinero se acaba, se acaban los superfluos amigos, no hay como comprar tragos, ni para el juego, las mujeres nos abandonan y los buenos y lujosos automóviles no hay como costearlos, ¿entonces, con que los vamos a adquirir todo esto? Por eso titule este escrito “No solo de Pan vive el Hombre”. Porque no solo vivimos de estas cosas que hoy día son el pan nuestro, por lo menos para algunos
Si, nosotros los seres humanos al menos aquellos que creemos, buscamos la eterna y verdadera alegría y felicidad, en muchas otras cosas que no nos cuestan dinero alguno, no importa el auto que tengamos, no nos importa el juego, mi tampoco nos importan las mujeres, los tragos o las drogas, ni muchas otras cosas que son ficticias. Nosotros los que creemos en Dios buscamos la verdadera felicidad en la oración, en los verdaderos amigos, y en los buenos ratos que juntos pasamos, porque a ellos no les importa lo que tenemos, sino quien somos como personas, lo mismo que le importa a Dios.
Llegó algo a mis manos hace unos días que me pareció muy curioso, pues se titulaba el “Padre Nuestro” al revés. Yo estoy acostumbrado a rezarlo en la forma que se hace siempre, es por eso que este me llamó mucho la atención, y espero que a ustedes que me leen les guste, por eso he querido compartirlo con ustedes y dice así: ¿Has pensado como oraría Dios el “Padre Nuestro”? Hijo mío que estas en la tierra, preocupado, confundido, desorientado, solitario, triste y angustiado. Yo conozco perfectamente tu nombre, y lo pronuncio bendiciéndolo porque te amo. ¡No!..No estás solo, porque yo habito en ti; y juntos construiremos este Reino del que tú vas a ser mi heredero. Deseo que siempre hagas mi voluntad, porque mi voluntad es que tú seas feliz. Debes saber que cuentas siempre conmigo porque nunca te abandonaré y que tendrás el pan para hoy. No te preocupes. Solo te pido que siempre lo compartas con tu prójimo…con tus hermanos. Debes saber que siempre perdono todas tus ofensas, antes incluso que las cometas, aun yo sabiendo que las harás por lo que te pido que hagas tu lo mismo con los que a ti te ofenden. Deseo que nunca caigas en la tentación, por lo que toma fuerte de mi mano y siempre aférrate a mí y yo te librare del mal. Recuerda y nunca olvides que te amo desde el comienzo de tus días y te amaré hasta el fin de los mismos…Yo te amaré siempre porque soy tu Padre.
Termino dejándoles con este pedazo del Evangelio del Capítulo 14 de San Juan, Versículos 18 y 19 que dicen así: “No los voy a dejar abandonados; volveré para estar con ustedes. Dentro de poco, los que son del mundo ya no me verán; pero ustedes me verán, y vivirán porque yo vivo”.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.
