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Félix Bautista, entre la culpabilidad y la vergüenza

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Acabamos de ver un acto legal,  pero injusto, en la decisión que ratifica un No Ha Lugar, emitida por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia, en favor del Ingeniero Félix Bautista.  Nos referimos a que lo legal deviene de una Sentencia, con arreglo a las leyes.  Injusto quiere decir que la misma riñe con las normas morales, y éticas.

Valoremos la legitimidad y el consenso de la autoridad jurídica. Un Tribunal constituido con una Juez nombrada en una acción de fuerza del Presidente de la Suprema Corte de Justicia.  Para que rompiera el empate, dos a dos, en la decisión anterior.  Estamos aquí, sin ninguna duda razonable, frente a otra acción de fuerza: Una decisión tomada con tres votos a favor y dos en contra, la cual funciona como Derecho Penal.  Pues crea dos niveles de justicia, la que responde a cómo se recaban las evidencias y, otra, la que responde a la verdad de los hechos imputables.

Resulta interesante pensar en una Justicia que significa el orden responsable de guiar las garantías jurídicas, donde cada quien reciba lo que le corresponde, puesto que es la institución Justicia, la encarga de velar por la aplicación y el complimiento de la Ley, y la virtud que obliga a todos a comportarse justamente.  ¿Tiene un comportamiento justo la Suprema Corte de Justicia frente a Félix Bautista?

Apela a Dios, el Ingeniero Bautista, dice: Agradezco a Dios, todopoderoso, por haberme acompañado en el proceso.  Se escuda en Dios, porque le abaten la vergüenza y la culpabilidad por sus hechos, nunca por lo que el Derecho le ha conferido.  Siente vergüenza por las sanciones morales y ética que recibe por doquier y a raudales, por su comportamiento antisocial.  Su vergüenza la sufre por la convicción interna de pecado, y la refuerzan la crítica de toda la población y la sociedad.

Padece la culpabilidad por su fracaso moral, en una sociedad donde es determinante el honor, ese valor del éxito alcanzado en buena lid, y con medios decentes, socialmente aceptado. Se siente culpable, Félix Bautista, aunque nadie estuviera enterado de sus malas acciones.  Los ripios de la Sun Land y de su suspensión en el Colegio que agrupa los profesionales de su rama, están ahí. Solo pudiera liberarse de la sensación de culpabilidad confesando, públicamente, su pecado.  Tal vez en una iglesia, por eso apela a Dios.

Merece la lastima y la pena el Ingeniero Bautista, un acaudalado político que sufre la vergüenza y culpabilidad por su comportamiento antisocial, que vive el rechazo unánime de la sociedad, y cuando siente que le están poniendo en ridículo, como por ejemplo, con esta declaración de la Fiscal Berenice Reynoso: El Ministerio Público debe seguir persiguiendo a los corruptos, que se desmoralicen quienes les favorecen, no quienes les perseguimos.

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