En el Ensanche Quisqueya, en la intersección de las calles Dr. Defillo y Cesar Cano, hay un solar baldío de alrededor de dos mil metros, que pertenece al Ayuntamiento del Distrito Nacional. Dicen que el Síndico, David Collado, está indeciso con relación al uso que le dará al mismo, que está escuchando opiniones.
Residentes en sectores aledaños como Los Praditos, Manganagua, La Yuca, Evarito, etc. han solicitado la construcción de una Funeraria Municipal. Con recursos económicos limitados, dicen que no tienen donde despedir adecuadamente sus seres queridos. Sin embargo, hay otras opiniones. La Junta de Vecinos Ensanche Quisqueya y El Millón 11, considera que de poner una funeraria, traería muchos problemas, dentro de ellos, en taponamiento, contaminación sónica y por gases, enfrentamientos, arrabalización, inseguridad en la zona, perdida de la paz, etc..
Los que están de acuerdo con la funeraria argumentan que no tienen este servicio cercano, le resultaría económico y quieren darle el último adiós con dignidad y tranquilidad, a sus seres queridos. Los que se oponen dicen que no quieren ese servicio tan cerca, no quieren escuchar llantos, noticias tristes, problema de tráfico, ni desconocidos en el entorno.
Fui a conocer el lugar. Pensé en el nivel económico y social de las comunidades del entorno; reflexioné mucho ¿Debe ser usado para los muertos o para los vivos? Son menos los que mueren y muchos los que viven en la indigencia y mueren de hambre. ¿Por qué no utilizar ese solar para que los pobres aprendan un oficio y vivan más? Puede ponerse una escuela vocacional donde los jóvenes aprendan ebanistería, plomería, mecánica, música, repostería, arte; donde se dicten conferencias, servicios religiosos, dar conciertos, abrir una biblioteca, un parquecito.
Mas que para atender muertos, el espacio debería ser habilitado para darle mas vida a los vivos, niños, jóvenes, adultos, proporcionándoles mecanismos para aprender un oficio, estudiar, divertirse. Es posible que la vida de los padres, de los ancianos, se alargue con la alegría de ver los hijos y nietos desarrollando sus potencialidades, preparándose para un futuro mejor. Es posible que disminuyan los muertos en estas comunidades.
La verdad que, en este espacio, más que despedir muertos pueden atender vivos, despertar esperanzas, alegrías y posibilidades de tener una vida más larga, saludable y sobre todo, más digna.
En caso de que el Síndico no opte por funeraria, sino por algo que recuerde deseos de vivir y mecanismos para alargar vidas, de seguro que muchas instituciones públicas y privadas, lo ayudaran a hacer realidad ese proyecto. Bueno, el Síndico Collado es un emprendedor, juicioso, conoce las necesidades del área y los recursos con que cuenta, cualquiera que sea su decisión, de seguro que será debidamente ponderada.