Familias de los sectores Las Cucarachas y Las Lilas temen perder sus viviendas ante las lluvias y piden al Gobierno soluciones definitivas antes de que las aguas vuelvan a arrasar con todo.
Santo Domingo.– Con fundas plásticas y tablas improvisadas, María Pérez trataba este miércoles de proteger sus pertenencias en el barrio Las Cucarachas, en Santo Domingo Norte. Además del temor a las inundaciones provocadas por la tormenta tropical Melissa, su vivienda corría el riesgo de ser aplastada por un árbol que estaba a punto de caer.
“El miedo ya tenía que me cayera arriba de mi casa, y me hicieron el favor, vinieron y me ayudaron”, relató la mujer mientras brigadas municipales retiraban una palmera que amenazaba con desplomarse sobre su hogar y la de sus vecinos.
En esta comunidad, cada aviso de tormenta representa una noche de angustia. Los residentes aseguran que las lluvias convierten sus calles en ríos y que las casas construidas a orillas de cañadas quedan prácticamente atrapadas por el agua.
Las familias de Las Cucarachas piden al Gobierno su reubicación en un lugar más seguro, pues aseguran vivir con el temor constante de perderlo todo. “Que el gobierno se apiade de los pobres y nos ayude a salir de aquí, porque es fuerte vivir así”, expresó otro vecino.
Una situación similar se vive en el sector Las Lilas, en el Distrito Nacional, donde cada lluvia trae consigo pérdidas materiales y noches de desvelo. Doraliza Sánchez, residente del lugar, explicó que ya ha perdido sus ajuares en varias ocasiones.
“Estoy alzando lo más que puedo, cocinando temprano porque cuando el agua llega no se puede hacer nada”, dijo resignada.
Los comunitarios denuncian que las cañadas de la zona están obstruidas, lo que agrava las inundaciones. “Aquí siempre se inunda, el río se desborda y las autoridades no vienen”, afirmó Sánchez, mientras comerciantes mostraban los daños sufridos por el agua que entró a sus negocios.
“Los freezer llenos de mercancía flotaban. Se me perdió muchísima mercancía, y estamos indignados”, narró uno de los afectados.
Mientras tanto, los organismos de socorro se mantienen en alerta y los residentes de estos sectores vulnerables se preparan por si deben abandonar sus viviendas y trasladarse a los refugios habilitados.
Entre la resignación y la esperanza, todos coinciden en una petición: que las autoridades escuchen su clamor y los reubiquen en zonas seguras antes de que una nueva tormenta los deje sin nada.