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Batalla Electoral 2024

Hacia una educación de calidad

No deben sorprender las bajas calificaciones obtenidas por la República Dominicana en las Pruebas Pisa 2016, donde fuimos el sexto país con el porcentaje más bajo en lenguaje, matemáticas, lectura y ciencias, las asignaturas básicas, entre 72 países analizados. O sea que ocupamos el lugar 66.

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No deben sorprender las bajas calificaciones obtenidas por la República Dominicana en las Pruebas Pisa 2016, donde fuimos el sexto país con el porcentaje más bajo en lenguaje, matemáticas, lectura y ciencias, las asignaturas básicas, entre 72 países analizados. O sea que ocupamos el lugar 66.

Tampoco hay situar en contradicción esos resultados con el hecho de que estemos dedicando el cuatro por ciento del PIB para la educación, ni considerar este un proyecto fracasado ni mucho menos, la cuantiosa inversión realizada, un dinero echado al zafacón.

Lo primero a resaltar, es que el cuatro por ciento se implementó hace apenas cuatro años. Y dando cumplimiento a la carta de ruta que trazó la Coalición para el rescate de la educación nacional, la primera fase estableció como prioridad la construcción y reconstrucción de aulas suficientes para poder acoger a la totalidad de la población escolar. De Esa ha sido una fase que se ha ejecutado casi por completo.

Lo segundo es que la Tanda Extendida con la finalidad de ampliar el tiempo presencial en el aula, cuyo porcentaje era en extremo bajo en relación al promedio considerado adecuado, se comenzó a ejecutar posteriormente y en forma progresiva. Al presente, cubre alrededor de un millón de estudiantes, quedando todavía pendiente de integrar una cantidad posiblemente mayor.

Como bien señala EDUCA, ha sido un gesto positivo y valeroso el hecho de que el país se haya sometido a la prueba, que muchos otros evaden por temor a que quede en evidencia su atraso en el campo docente. Es un gesto que ha merecido también elogios por parte de Laura Chinchilla, la ex presidenta de Costa Rica, país de reconocido alto nivel educativo y cultural, durante su visita al país, al permitir establecer “en que momento estamos con la educación”.

En definitiva estos resultados a nivel mundial eran previsibles, tomando en cuenta el antecedente de que en todas las demás pruebas anteriores a nivel regional siempre hemos ocupado el último lugar.

De manera coincidente, como bien señala el titular de Educación, Andrés Navarro, la medición sirve de base para que se pueda establecer con mayor definición la estrategia de trabajo a seguir de aquí al 2020, permitiendo identificar las fallas y orientar los pasos a seguir por la senda correcta.

 

Desde que se implementó el cuatro por ciento para la educación, dijimos que no era una varita mágica que iba a transformar la deficitaria y deficiente educación dominicana, de la noche a la mañana. en una de calidad, tal como es el objetivo.

 

Advertimos, acogiendo la opinión de expertos tanto nacionales como extranjeros, que es un largo y laborioso proceso que descarta todo inmediatismo en cuanto a los resultados. Estos vendrán a poderse apreciar en un período de diez a doce años, comenzando por la capacitación del cuerpo docente. Recordemos lo que en tantas ocasiones se ha señalado y reiteramos: sin buenos maestros es imposible lograr una buena educación. Y lamentablemente nuestro cuerpo docente presenta muchas fallas

Es, precisamente ahora mismo, lo que acaba de reconocer el presidente de la ADP, Eduardo Hidalgo, llamando la atención sobre la necesidad de elevar sustancialmente la calidad del profesorado y la enseñanza que se imparte en la carrera de Educación en las 22 universidades del país que disponen de dicha cátedra. Ahí está la clave.

Precisamente durante la gestión de la profesora Ligia Amada Melo al frente del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, se implementó un programa con nuevas normas más rigurosas para el ingreso a la carrera de Educación y la impartición de las clases en las 22 universidades que disponen de esa cátedra, siguiendo un patrón uniforme. También se habló de la contratación de profesores de alta calificación, tanto extranjeros como dominicanos que han hecho exitosa carrera de reconocido mérito en el exterior, para impartir docencia al tiempo que capacitar al profesorado nacional.

No hay por consiguiente, por qué desanimarse. Mucho menos, descalificar lo que se ha hecho hasta ahora. Todo lo contrario. El proceso, insistimos, es largo y laborioso. Pero podemos completarlo exitosamente trabajando de firme y sin pausa hasta lograr el ideal perseguido de una educación de auténtica calidad, que responda a la

realidad, necesidades y aspiraciones del país y las exigencias de los tiempos presentes como herramienta indispensable para labrarnos un mejor futuro.

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