Filadelfia.- La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, marcó este martes una línea roja a su rival en las elecciones del 5 de noviembre, el republicano Donald Trump, dejándole claro que no debería decirle a una mujer qué hacer con su cuerpo.
«El Gobierno y ciertamente Donald Trump no deberían decirle a una mujer qué hacer con su cuerpo», apuntó la aspirante demócrata en el primer debate presidencial, donde ella abogó por volver a implementar una protección federal al aborto a nivel federal, derogada por el Tribunal Supremo en junio de 2022.
El aborto es uno de los temas con las diferencias más marcadas entre ambos bandos y Trump empezó su alocución con el bulo de que los demócratas, calificados por él de «radicales», permiten el aborto a los nueve meses de gestación e incluso la «ejecución» de bebés una vez nacidos, una afirmación ante la que intervinieron los presentadores para desmentirla.
Trump afirmó que cree en las excepciones a las restricciones al aborto en los casos de violación, incesto y peligro para la vida de la madre y sostuvo que el 85 % de los republicanos apuestan igualmente por ello, pero al mismo tiempo se congratuló del dictamen de la máxima corte judicial, que pudo sacarlo adelante con el voto de los seis magistrados conservadores.
Desde el fallo del Supremo, 21 de los 50 estados del país han prohibido o restringido el aborto. En la mayoría no hay excepciones ni por violación ni por incesto y solo se permite abortar cuando la vida de la madre está en peligro, una situación que ha provocado caos y ha puesto en peligro la vida de mujeres debido a la falta de reglas claras al respecto.
La vicepresidenta ha instado al Congreso a aprobar una ley federal que garantice el acceso al aborto y ha criticado las prohibiciones en estados controlados por republicanos. Además, ha prometido que, si llega a la Casa Blanca, bloqueará cualquier legislación de los republicanos del Congreso para prohibir el aborto a nivel nacional.
Preguntado sobre si vetaría una prohibición nacional al aborto, Trump se mostró esquivo al afirmar que no sería necesario porque esta no superaría la aprobación del Congreso. Y en un intento por cortejar a votantes independientes, reiteró su idea de hacer que el tratamiento de fecundación in vitro sea gratuito para las mujeres.
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