REDACCIÓN.- Los sobrevivientes de los devastadores terremotos que sacudieron a Turquía y Siria el pasado lunes, en los que han muerto más de 17,000 personas, se están enfrentando a un efecto secundario de la tragedia que podría afectar incluso a más personas que los mismos terremotos.
Según la Organización Mundial de la Salud, el mayor reto ahora para los equipos de rescate y organizaciones humanitarias es garantizar que aquellas personas que lograron sobrevivir sigan con vida debido a las gélidas temperaturas y la falta de servicios y comida en las zonas afectadas.
El director del departamento de respuesta a incidentes de la OMS, Robert Holden, alertó que la mayoría de esas personas se encuentran «a la intemperie, en condiciones horribles y cada vez peores».
En los últimos días las temperaturas han bajado considerablemente, ha habido lluvia y ha nevado, lo que dificulta las labores de búsqueda y rescate, así como la llegada de suministros de ayuda.
«No es una tarea fácil. La escala de la operación es enorme», reconoció Holden
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