Yakarta.- La Policía de Indonesia insistió este martes en que «hará cumplir las leyes contra los culpables» tras suspender a nueve policías en relación con la estampida ocurrida en un estadio de fútbol de la ciudad de Malang, donde murieron al menos 125 personas.
«Nos aseguraremos de que se cumplan las leyes contra cualquiera que sea encontrado culpable», remarcó en rueda de prensa el jefe de la Policía de la provincia de Java Oriental, Nico Afinta, donde ocurrió el sábado el trágico incidente.
Las autoridades, que ha abierto una investigación interna para revisar la actuación de las fuerzas de seguridad -quienes dispararon botes de gas lacrimógeno a las gradas, lo que pudo agravar la estampida-, tienen previsto aportar más detalles a lo largo del día.
De momento se conoce que el jefe de la Policía de Malang, Ferli Hidayat, y otros nueve agentes han sido apartados del cargo mientras se realizan las pesquisas y que 28 agentes están siendo sometidos a interrogatorios debido a los incidentes tras el partido del sábado.
La tragedia ocurrió después de que miles de aficionados del club Arema, el equipo local, irrumpieran en el campo del estadio Kanjuruhan en Malang tras una derrota 2-3 ante el Persebaya Surabaya y se enfrentaran a las autoridades.
Los agentes de seguridad respondieron cargando con las porras y lanzaron gas lacrimógeno en un intento de frenar los ataques, lo que hizo cundir el pánico entre los aficionados que huyeron en masa hacia las salidas del estadio.
Al menos 125 personas han muerto, 33 de ellas menores de entre 4 y 17 años, y más de 320 resultaron heridas, según las cifras oficiales.
La mayoría de las víctimas sucumbió por razones de asfixia, traumas o pisoteados, según indicaron fuentes hospitalarias y testigos.
El gobierno de Indonesia se ha comprometido ha esclarecer las causas del suceso, calificado como la peor tragedia en el fútbol indonesio y unos de los peores episodios en este deporte jamás registrados en todo el mundo.
El ministro de Seguridad, Mahfud MD, anunció el lunes la formación de una comisión independiente para investigar tanto los actos de violencia cometidos por parte de los aficionados, como la actuación de los agentes de seguridad.
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