Redacción.-Tras el parón educativo que trajo la pandemia, Latinoamérica continúa estancada en una “crisis de aprendizaje, agravada por las desigualdades socioeconómicas que limitan el acceso y la calidad de la educación”, según destacó un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial publicado este miércoles.
En promedio, los estudiantes de la región tienen 5 años de retraso educativo en comparación con sus pares de naciones miembro de la OCDE, según destacó durante la presentación del reporte la jefa de la División de Educación del BID, Mercedes Mateo.
El reporte, realizado con los datos de la ronda de 2022 del Programa para la Evaluación Internacional de estudiantes de la OCDE, o PISA (por su siglas en inglés), resalta que 3 de cada 4 jóvenes de 15 años de edad en la región son “incapaces” de demostrar habilidades matemáticas de “nivel básico” y más de la mitad no cuenta con las competencias básicas de lectura.
“Si el aprendizaje fuera una enfermedad estaríamos hablando de una pandemia global”, subrayó Mateo, quien expuso los hallazgos del informe en un seminario en el marco de la a Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores del BID que se celebra hasta el 11 de marzo en Punta Cana (República Dominicana).
Bajos ingresos
De los 14 países de la región que participaron en estas pruebas, los 3 que obtuvieron peores puntuaciones fueron Paraguay, República Dominicana y El Salvador; en oposición, los estudiantes de Chile, Uruguay y México obtuvieron un mejor desempeño.
En promedio en Latinoamérica y el Caribe, los estudiantes que peor resultados obtuvieron en estas pruebas son aquellos que provienen de hogares con bajos ingresos: más de un 88 % de los estudiantes de estos contextos mostraron un “bajo desempeño”, por contraste, un 55 % de los jóvenes de familias ricas o de altos ingresos obtuvieron bajas calificaciones en las evaluaciones PISA.
Y es que la falta de equidad, medida en las pruebas PISA a través de factores como la inclusión y la igualdad de oportunidades, es prevalente en la región, dado que el informe encontró que ningún país de Latinoamérica y el Caribe alcanzó “niveles de inclusión superiores a la media en 2022”.
Desigualdad
Uno de los retos a la hora de paliar esta desigualdad es que no solo hace falta invertir más en educación como tal, sino también en infraestructura o transporte, factores que pueden ser decisivos para que un alumno pueda ser exitoso.
“Dedicamos un 5.2 % del PIB (en educación) y eso es muchísima plata”, subrayó el ministro de Hacienda de Costa Rica, Nogui Acosta, durante un panel posterior a la presentación del informe, en el que agregó que debemos dar acceso a tecnología y también invertir en infraestructura para generar los anchos de banda necesarios.
En este sentido, Mateo argumentó que el informe señala una serie de recomendaciones a los países, entre ellas “invertir más pero también invertir mejor”, con el propósito de generar eficiencias, gastar mejor e invertir en los programas que son “efectivos”.
Como ejemplo de estas estrategias con resultados positivos están las tutorías personalizadas a los estudiantes que, de acuerdo a Mateo, ayudan a que los estudiantes aprendan un “30 % más rápido” que con la educación tradicional.
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