La ONU amplió hace unos días el alcance de su misión pacificadora en Haití, pero aún es insuficiente. La política dominicana frente a Haití es frustrante porque esperamos alguna coherente buena fe, imposible dado que nunca logran organizarse internamente.
Peor aún, Washington nos imputa miles de apátridas, como consideran erróneamente a inmigrantes indocumentados porque Haití carece de registro civil. Hasta 1920, prohibían a blancos ser propietarios; los derechos políticos y civiles eran sólo para negros. En 1914, Alemania, Inglaterra y gringos invadieron; la ingobernabilidad amenazaba las vidas e inversiones extranjeras. Los americanos volvieron por 19 años, hasta 1934. En 1920, cuando era subsecretario de la Marina, Franklin D. Roosevelt, reveló: “Yo mismo escribí la Constitución de Haití; y si así lo digo, es porque creo que es una constitución bastante buena”.
Son simples datos que dan mucho qué pensar… ¿Cómo creer que ese pobre territorio en constante involución puede organizarse o valerse por sí mismo? Debemos llamar a la comunidad internacional para intervenir a fondo y salvarlos de sí mismos. ¡Y evitarnos más cananas!
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