SANTO DOMINGO. Según la solicitud de medida de coerción, las escuchas telefónicas y los mensajes interceptados de la aplicación de mensajería Telegram fueron determinantes para identificar a los principales líderes de la red de narcotráfico desmantelada en la Operación Búfalo NK.
A través de un proceso de monitoreo, las autoridades dominicanas y sus socios internacionales lograron establecer cómo operaba esta organización transnacional, vinculada al tráfico de drogas y armas entre Colombia, Venezuela, República Dominicana y Puerto Rico, con destino final en Estados Unidos y Europa.
Las conversaciones interceptadas revelaron que supuestamente Isidoro Rotestan Clase, conocido por varios alias como “El Men” o “Juan Carlos”, desempeñaba un papel clave en la organización. Rotestan Clase era el principal responsable de financiar la logística para el movimiento de drogas y armas. Su capacidad para organizar los envíos desde Suramérica hacia República Dominicana fue fundamental para el funcionamiento de la operación.
Rafael Inoa Santana, alias “El Cojo” o “Felo”, coordinaba directamente con Juan Carlos López Macías, alias «Sobrino» o «El Grande», un narcotraficante colombiano vinculado al Cartel de Sinaloa y al Frente Camilo Torres Restrepo del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Las interceptaciones confirmaron que López Macías estaba a cargo de obtener y despachar la cocaína desde los laboratorios en Colombia hacia las costas de La Guajira, desde donde se movilizaban grandes cargamentos hacia República Dominicana y Puerto Rico.
El uso de la aplicación Telegram fue uno de los medios principales a través de los cuales los líderes de la red mantenían sus comunicaciones. A principios de 2019, las autoridades colombianas interceptaron conversaciones en las que Rafael Inoa Santana y Juan Carlos López Macías alegadamente discutían la logística para el envío de 500 kilogramos de cocaína hacia Puerto Rico. Estos mensajes revelaron la estructura precisa de cómo operaba la red: los cargamentos eran transportados en lanchas rápidas o barcos pesqueros, y la droga se almacenaba en propiedades en República Dominicana, antes de ser enviada a destinos finales como Miami o Barcelona.
Además de las escuchas telefónicas, las autoridades también realizaron un seguimiento físico de los principales actores de la red. En una de estas vigilancias, realizada el 19 de febrero de 2019, se capturaron imágenes de una reunión entre Rafael Inoa Santana e Isidoro Rotestan Clase en la Avenida George Washington de Santo Domingo. Ambos llegaron en vehículos diferentes y discutieron los detalles de la operación.
El seguimiento continuó el 28 de marzo de 2019, cuando los dos líderes se reunieron nuevamente en la Plaza Comercial Bella Vista Mall, donde fueron fotografiados y filmados. Estos encuentros físicos, combinados con la información obtenida de las comunicaciones electrónicas, ayudaron a las autoridades a construir un caso contra los cabecillas de la organización.
El monitoreo de las líneas telefónicas y de los mensajes de Telegram permitió a las autoridades no solo identificar a los alegados principales líderes de la red, sino también a otros miembros clave de la operación.
Se logró interceptar y monitorear conversaciones de más de una docena de teléfonos móviles utilizados por figuras como Juan Bolívar Hernández, alias «Moreno», responsable del transporte de la droga, y otros colaboradores clave en la estructura de distribución y lavado de activos.
En medio de la Operación Búfalo NK se ha detenido a estos supuestos líderes y la incautación de toneladas de cocaína.
La compleja organización criminal estaba dividida en varias funciones:
Estructura de lavado: En esta estructura figuran como supuestos actores en la trama de lavado de activos los hermanos de Isidoro, Cristino, Braulio, Maritza. También Geyser Castillo Mordán, Jomaiky Ureña Rotestan, Joelvis Montero Pérez, Manuel Enrique Batista y Ramón Alberto Álvarez del Rosario. De estos, Maritza y Batista están arrestados, el resto fue allanado.
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