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REDACCIÓN. Una reciente investigación publicada en la revista Science Advances analiza el fenómeno de la «contagión» de suicidios tras la muerte de una celebridad, proporcionando claves sobre cómo estos eventos pueden influir en las tasas de suicidio en la población general.
Los resultados sugieren que la cobertura mediática de estos suicidios no solo incrementa el número total de suicidios, sino que también puede influir en el método utilizado por otros individuos.
La investigación encontró que las tasas de suicidio aumentaron entre un 8% y un 18% en los meses siguientes a la cobertura de un suicidio de una celebridad. Además, cuando los informes detallan el método del suicidio, el riesgo de que otras personas utilicen el mismo método puede aumentar entre un 18% y un 44%.
Por ejemplo, tras el suicidio del actor Robin Williams en 2014, las tasas de suicidio en Estados Unidos aumentaron casi un 10% en los cinco meses siguientes a su muerte. Un estudio adicional reveló que el suicidio del futbolista alemán Robert Enke en 2009 resultó en un aumento del 20% en los suicidios por el mismo método en Alemania durante los dos años siguientes.
Los datos tienen limitaciones, señalan otros. Por ejemplo, las llamadas a la línea directa de suicidio pueden aumentar debido a una mayor ideación suicida, dice Nick Allen, psicólogo clínico que estudia la prevención del suicidio adolescente en la Universidad de Oregón, pero también porque la línea directa se publicita en las noticias después de la muerte de una celebridad.
En última instancia, todos los que trabajan sobre el terreno comparten el mismo objetivo: evitar más muertes. Una forma de hacerlo, dice Ronald Kessler, epidemiólogo psiquiátrico de la Universidad de Harvard, es analizando los subgrupos afectados por una muerte por suicidio en particular: hombres versus mujeres, por ejemplo, o diferentes grupos de edad. Esto permitiría que los esfuerzos de prevención, como la divulgación directa a las personas en riesgo, sean más específicos. Dice que los resultados de este modelo son «razonables pero limitados», en parte porque son muy amplios.
Keyes está de acuerdo en que el modelo es «un primer paso». Ella y Shaman esperan incorporar más información con el tiempo, como los datos de hospitalización por intentos de suicidio.
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