Jóvenes sin techo usan el amor como motor de cambio

REDACCIÓN.- Hace casi cuatro meses, José Manuel Frías Vargas, de 30 años, llegó desde Enagua al Parque Enriquillo, en la capital, buscando nuevas oportunidades. Lo que no imaginó es que en medio del desafío de vivir en la calle, encontraría en Pamela Pereira, de 34 años, una compañía capaz de transformar su vida por completo. Ambos, marcados por la necesidad y la resiliencia, hoy luchan juntos contra las adversidades.

José Manuel, sin cédula de identidad y en una situación económica precaria, sobrevive limpiando zapatos a falta de un empleo formal. Pamela, madre de un niño de 12 años y con múltiples problemas de salud, afronta cada día con la esperanza de darle a su pequeño una vida mejor, a pesar de vivir en condiciones extremadamente difíciles y con apenas una pensión de 200 pesos diarios.

La pareja expresa que lo poco que tienen lo comparten y se sostienen emocionalmente. “Mi mundo estaba gris y negro y ahora está de colores”, asegura Pamela sobre el giro que dio su vida desde que conoció a José Manuel. Juntos, han superado malos hábitos y encuentran en el apoyo mutuo la fuerza para seguir adelante, a pesar del entorno marcado por la inseguridad, la pobreza, la droga y la violencia.

Ambos mantienen la esperanza de mejorar su situación: José Manuel sueña con obtener su cédula para acceder a un trabajo formal, mientras Pamela anhela, además, reencontrarse con su padre después de tantos años separados. A quienes deseen colaborar con ellos y ofrecerles oportunidades, pueden comunicarse al 809-945-6397 y contribuir a una historia de lucha donde el amor se convierte en el motor de la esperanza, demostrando que siempre es posible salir adelante, aun cuando todo parece adverso.