Leí recientemente un escrito bien interesante de una amiga en Facebook sobre el protagonismo, el individualismo y el afán de algunos de destacarse y dirigir cosas o el país.
Me atreví a comentarle a ella que ese es un problema muy antiguo y que por eso Juan Bosch me recomendaba siempre leer la Biblia.
A Bosch le costó mucho su esfuerzo por educar y disciplinar a segmentos de nuestras capas sociales para disciplinarse en dos partidos: el PRD y el PLD.
Hoy más que nunca para entender lo que sucede es válido el estudio realizado por el Maestro Juan Bosch sobre la composición social de nuestro país y su proceso histórico.
Coincidió en la fecha la publicación del comentario de la amiga en Facebook con la palabra del día que publica ordinariamente el servicio de noticias del Vaticano, con San Pablo narrándole a Timoteo sus luchas por difundir el Cristianismo:
“ Querido hermano: Haz lo posible por venir a verme cuanto antes, pues Dimas, prefiriendo las cosas de este mundo, me ha abandonado y ha partido a Tesalónica. Crescencio se fue a Galacia, y Tito, a Dalmacia. El único que me acompaña es Lucas. Trae a Marcos contigo, porque me será muy útil en mis tareas. A Tíquico lo envié a Éfeso.
Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en Tróade, en la casa de Carpo. Tráeme también los libros y especialmente los pergaminos.
Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido. Cuídate de él, pues se ha opuesto tenazmente a nuestra predicación.
La primera vez que me defendí ante el tribunal, nadie me ayudó. Todos me abandonaron. Que no se les tome en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo
2 Tm 4, 9-17