REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Kentucky se convirtió este jueves en el primer estado de Estados Unidos que deja de practicar abortos por completo en sus clínicas, después de que entrara en vigor una ley con múltiples restricciones a la interrupción voluntaria del embarazo.
Las dos clínicas que aún practicaban abortos en ese estado sureño tuvieron que cancelar este jueves sus citas para ese servicio médico debido a la entrada en vigor el miércoles por la noche de una nueva legislación en el estado.
«No podremos proporcionar servicios de aborto hasta que intervenga un tribunal, (si es que eso ocurre)», dijo a Efe este jueves Nicole Erwin, portavoz en Kentucky de la organización de salud reproductiva Planned Parenthood, que dirige una de las dos clínicas del estado.
Las pacientes que llamen a partir de ahora a esa clínica porque quieran abortar podrán tener una primera cita allí, pero tendrán que viajar después a Indiana u otros estados donde sí haya acceso al aborto legal para poder someterse a la intervención, explicó Erwin.
Los hospitales de Kentucky practican una proporción minúscula de los abortos que se producen en el estado -el año pasado llevaron a cabo 13 en total- y no está claro cómo puede impactarles la nueva ley, pero la gran mayoría de intervenciones de ese tipo se llevaban a cabo en las clínicas.
Tanto la clínica de Planned Parenthood como la otra que queda en el estado, la independiente EMW Women’s Surgical Center, presentaron este jueves sendas demandas contra las autoridades de Kentucky ante un tribunal federal, para intentar que detenga inmediatamente la implementación de la ley.
«Esta ley crea numerosos requisitos nuevos e innecesarios para quienes proporcionamos abortos, y no podemos cumplir inmediatamente con muchos de ellos», indica la demanda de Planned Parenthood, a la que tuvo acceso Efe.
La legislación está basada en otra ley impulsada en Misisipi que prohibiría el aborto a partir de las 15 semanas de gestación y que, aunque no ha entrado todavía en vigor, sí ha atraído la atención del Tribunal Supremo de Estados Unidos, que decidirá este año sobre ella.
La ley de Kentucky también prohíbe el aborto a partir de las 15 semanas de gestación, una reducción frente a las 24 semanas que contempla la decisión del Supremo que legalizó el aborto en Estados Unidos en 1973, conocida como «Roe versus Wade».
Además de no contener excepciones para los casos de incesto o violación, la ley -conocida como HB 3- impone nuevos requisitos que las clínicas no pueden cumplir a corto plazo por falta de medios.
Entre esas exigencias está la de requerir que muchos pacientes que aborten rellenen «certificados de nacimiento-muerte», y que los médicos que les asistan informen al estado de cada intervención, incluido el método de aborto, informó el medio especializado The 19th.
Esos detalles que tienen que proporcionar los médicos incluyen detalles biográficos de la persona que aborte y su pareja sexual, incluida su raza, etnia, edad, lugar de residencia y datos de salud.
La nueva ley también prohíbe el uso de citas telemáticas para recetar medicación que permita abortar y da más poder al estado para auditar a las clínicas, además de crear una página web que publique los nombres de todos los médicos que practican abortos en el estado.
Los líderes conservadores en Oklahoma y Florida aprobaron también esta semana restricciones al aborto en esos estados, siguiendo la estela de Texas, que en septiembre impuso un veto desde las seis semanas de gestación.
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