¿Hasta dónde estará metido el brazo del Foro de Sao Pablo en las protestas que se han estado desarrollando en Ecuador, Chile y Colombia? Objetivamente no puedo establecerlo pero hay coincidencias entre las conclusiones a las que arribó en su encuentro de mediados de años en Caracas, Venezuela, y los matices que han tomado las manifestaciones antigubernamentales en esos países.
Fundado en 1990 en Sao Pablo, es el punto de partida de una nueva estrategia de antiguos partidos de izquierda que llegan a la conclusión de que ya el poder no nace de la boca de un fusil, sino que al control de fusil y todas las demás cosas que lo mantienen, se llega a través de las urnas, y de ahí nace una etapa que transforma el cuadro político de América Latina, cuando esos grupos manejan un lenguaje electoral atrayente y empiezan a ganar elecciones: Hugo Chávez en Venezuela; Lula da Silva, en Brasil; Evo Morales, en Bolivia; los Kirchner en Argentina;Daniel Ortega, en Nicaragua; Rafael Correa, en Ecuador; el Frente Farabundo Marti, en El Salvador…, que para mejor suerte en el plano internacional coincidió con una década de precios altos de las materias primas, lo que les permitió gobernar con prosperidad.
Esa etapa estaba totalmente revertida en ocasión del “Encuentro XXV”: Lula preso, el chavismo acorralado, Correa prófugo, Cristina Kirchner acusada de corrupción, y el sandinismo reprimiendo las protestas en Nicaragua, a todo eso se le llamó en ese foro “Guerra no convencional del imperio”, a la que se decidió dar respuesta contribuyendo a desestabilizar los regímenes de derecha asociados a los Estados Unidos.
“Consideramos, que no es suficiente abordar la lucha contra el imperialismo solo como diáspora, se hace estrictamente necesario una nueva estrategia geopolítica internacional que de manera sinérgica nos vincule directamente a las luchas que movimientos sociales y partidos políticos de izquierda están librando en el continente africano para la emancipación de los pueblos. Por eso afirmamos que el Panafricanismo Revolucionario es una forma de lucha antiimperialista definido rumbo a la unidad política de África, Suramérica y el Caribe, unidad Sur-Sur…”dice un documento conclusivo.
Los objetivos que las conclusiones plantearon para Argentina y Brasil, pueden proclamarlos como logrados: contribuir a la derrota de Macri, estimulando el descontento popular con su gestión y emprender la campaña mundial: Lula Libre.
Sobre Ecuador, “7. Nos solidarizamos con Rafael Correa, con Jorge Glas, con Ricardo Patiño, y con todos los líderes víctimas de la persecución judicial dirigida por las oligarquías conservadoras”, solidaridad que no podía limitarse al declaracionismo, sino que fue el primero de los gobiernos de derecha que estaban en los objetivos inmediatos, sometidos a violentas protestas sociales.
“Solidarizamos con el pueblo chileno que enfrenta una agresiva agenda del gobierno encabezado por Sebastián Piñera, la cual busca garantizar en breve plazo mayores utilidades para el gran empresariado, todo esto a costa de retroceder en derechos sociales y laborales tanto históricos como recientemente conquistados por el pueblo de Chile”.
El inusual sello violento que acompañó las protestas en Chile, deja claro que las manos del pueblo descontento fueron ayudadas.
Sobre Colombia: “Ante la escalada de persecución, violencia y asesinatos de excombatientes, líderes sociales, populares y de las organizaciones gremiales, intelectuales, docentes, defensores de Derechos Humanos y de la Naturaleza, defensores de LGBTI, indígenas, afrodescendientes, líderes de la oposición en Colombia, expresa su más enérgico repudio ”.
A Colombia se le cobra su posición contra régimen chavista.
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