Copenhague.- Copenhague acogerá a partir de mañana sábado la primera de una serie de subastas de la que podría ser la colección de monedas más cara del mundo, que había permanecido almacenada hasta ahora por voluntad de su fallecido dueño.
El magnate Lars Emil Bruun (1852-1923), que se hizo millonario exportando mantequilla a todo el mundo, acumuló durante más de seis décadas una amplia colección de medallas y monedas (cerca de 20.000) danesas, suecas y noruegas.
Impulsado por su pasión -fue cofundador de la Sociedad Numismática Danesa- e impresionado por los destrozos causados por la Primera Guerra Mundial, a su muerte dejó escrito en su testamento que sus monedas debían funcionar durante un siglo como una especie de reserva de emergencia de la colección nacional danesa.
«(…) Si esta fuese destruida de forma sustancial en un incendio o fuese robada o sufriese otro tipo de percance, mi colección debe ofrécersele al Estado como regalo», consta en su última voluntad.
En caso contrario, y transcurrido un siglo, la colección debía venderse en subasta pública y los beneficiados serían sus descendientes.
El plazo expiró el 21 de noviembre pasado y la colección, que ha estado depositada todo este tiempo en el castillo de Fredensborg (norte de Copenhague) y luego en un sótano del Banco Nacional, fue entregada a la casa de subastas estadounidense Stack’s Bowers, que la valora en unos 500 millones de coronas danesas (67 millones de euros).
En la primera subasta se ofrecerán más de 280 lotes que incluyen monedas de oro y plata de Dinamarca, Noruega y Suecia del siglo XV al XX, valoradas en unos 13 millones de dólares.
Se desconoce cuántos herederos se beneficiarán de la venta de la colección de Bruun, aunque en 2017 el diario Weekendavisen apuntó a dos hermanos residentes al norte de la capital danesa.
Uno de ellos, un hombre de entonces 64 años, reveló a ese medio que su ya fallecido padre había intentado cambiar el testamento de su antepasado en 1993 para venderle la colección al Estado antes de que pasaran los cien años, pero el Ministerio de Justicia rechazó la propuesta.
«Mi padre se interesó mucho por el tema, por todo el dinero que había ahí pero al que él no podía acercarse. Creo que hablaba demasiado de ello, yo he intentado hacer lo contrario», dijo en 2017 uno de los herederos de Bruun.
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