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La columna de Miguel Guerrero: Hipólito y sus cosas

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En el ámbito oficialista existe el convencimiento, y así lo pregonan por todos los medios a su alcance, que el candidato principal de oposición hará tanto por la candidatura del gobierno como el uso por éste de los recursos del Estado, visible ya en todas las esquinas. Y el empecinamiento del primero en mantenerse fiel a la tradición que creó en su mandato presidencial en muchas de sus actividades de campaña, terminará dándoles la razón. De otra manera no se explica qué movió al candidato del PRD  a elogiar la  cuestionada elección de un presidente de la Federación de Estudiantes con un pésimo record como estudiante de la universidad estatal, nada menos que 22 años como tal con apenas un cuarto del curriculum de la carrera de medicina cubierto, y lo presentara como un ejemplo a seguir y digno representante de la comunidad estudiantil, cuando esa elección ha dejado pasmada a gran parte de la nación. Alguien, agregó, que “ha luchado muchos años por la universidad”, y por “los cambios que hay que hacer en esta sociedad”. Nadie puede criticarle al líder opositor que apoye a un dirigente vinculado a su partido, pero este tipo de declaración, innecesaria dentro de toda lógica política electoral, no ayuda a sus afanes por recuperar la presidencia, en momentos en que se libra una justa batalla por mayores recursos para la educación, lo  que lleva implícita la obligación de velar por su buen uso. La universidad reclama, con el respaldo del PRD, un mayor presupuesto, debido a las grandes carencias que enfrenta. Pero antes debe garantizársele al país que cada centavo que se le asigne se aprovechará para mejorar la calidad académica, aplicando la baja estudiantil a los muchos que han hecho de su permanencia allí casi un modo de vida y un refugio político. La elección de ese joven no estimula en el resto de los universitarios la búsqueda del éxito a través de la excelencia.

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