Santo Domingo.- La escasez de agua en el Gran Santo Domingo se ha convertido en un problema crónico que afecta tanto a sectores marginales como a zonas tradicionales de la capital. Las quejas de los ciudadanos parecen un reflejo del mismo malestar, como si se tratara de un eterno déjà vu: las personas reciben poca agua, la que llega no tiene suficiente presión, o en muchos casos, no llega en absoluto. A pesar de las millonarias inversiones en infraestructura, la situación sigue sin resolverse.
Vecinos de sectores como la Ciénega de Mano Guayabo, Villa María y San Luis, han convivido durante años con la precariedad en el abastecimiento de agua. Graciano, un habitante de la Ciénega, describe la situación de su comunidad con amargura: «Compramos camiones de agua a dos mil pesos porque el agua no la dejan amanecer. Aquí tenemos más de 20 años sin que llegue agua potable».
El costo de comprar agua a camiones ha sido una constante para los residentes, lo que representa un gasto anual significativo, superando los 26,000 pesos anuales solo por agua.
Este panorama es compartido por Rafael Muñoz, presidente de la Junta de Vecinos de José Graciano, en el mismo sector. Él señala que el agua llega de manera intermitente y con baja presión, lo que obliga a los residentes a comprar bombas ladronas para poder abastecerse. «Esto es una pesadumbre de años. La gente tiene que comprar camiones de agua cada cierto tiempo», afirma.
El problema no solo afecta a las áreas periféricas. Barrios tradicionales como Villa Juana y el Proyecto Quinto Centenario también enfrentan una grave escasez de agua. Rosana Díaz, vecina del Proyecto Quinto Centenario, asegura: «Desde hace un buen tiempo, el agua no llega de manera regular. Cuando llega, apenas son 15 minutos». Los residentes de estos sectores también se ven obligados a recurrir a la compra de camiones de agua para poder cubrir sus necesidades básicas.
En el municipio de Haina, el anuncio del acueducto fue una promesa de solución que, sin embargo, no ha cumplido con las expectativas. A pesar de la inversión de 420 millones de pesos en el proyecto, los residentes siguen viviendo sin acceso adecuado al agua. Cecilia Bidó, vecina de El Vagazo, señala: «Nos dijeron que el acueducto estaba listo, pero el agua sigue sin llegar. Lo único que recibimos es un chorrito una vez a la semana».
Esta situación refleja un patrón común en muchos sectores del Gran Santo Domingo: la infraestructura, cuando está, es insuficiente o no funciona adecuadamente.
Las autoridades han asegurado que están trabajando para resolver la crisis del agua. Según Luis Salcedo, asesor de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), existen varios proyectos en curso, como la ampliación del acueducto de Haina y la construcción de nuevos pozos en áreas como Villa del Café y San Luis. A corto plazo, se han identificado varias zonas que recibirán pozos adicionales para aliviar la presión en los sectores más afectados.
Además, el gobierno está invirtiendo en la rehabilitación y ampliación de los acueductos existentes, como el Acueducto Barrera de Salinidad, que promete aumentar la producción de agua tratada en el Gran Santo Domingo. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer. El informe más reciente indica que, a pesar de los avances, el sistema sigue enfrentando problemas estructurales y logísticos, y la demanda de agua sigue creciendo a medida que la población se expande.
Aunque los planes de las autoridades buscan dar respuesta a esta crisis histórica, la verdad es que la situación sigue siendo desesperante para muchos habitantes. En barrios como Villa María, la promesa de un suministro regular sigue siendo un sueño lejano, mientras que en Haina, la inauguración de un acueducto «invisible» ha dejado a sus habitantes más frustrados que nunca.
El acceso al agua es un derecho básico que sigue siendo inaccesible para miles de ciudadanos en el Gran Santo Domingo. A medida que la crisis persiste, la esperanza de una solución efectiva depende de que las autoridades actúen con mayor celeridad y compromiso. Sin una solución real, los residentes seguirán enfrentando un futuro incierto, marcado por la constante compra de agua a camiones y la lucha por un recurso vital que debería ser garantizado para todos.
La situación del abastecimiento de agua en el Gran Santo Domingo sigue siendo un desafío. Aunque ya se ha avanzado considerablemente en la infraestructura y se han realizado inversiones significativas, la crisis persiste. Los equipos mecánicos necesarios para las obras de ampliación de la planta de tratamiento están ya en el país, listos para ser montados y entrar en funcionamiento tan pronto como se den las condiciones. Ya se han recibido los componentes necesarios, como las compuertas, los falsos fondos de los filtros y las lamelas para los sedimentadores. Si todo sigue según lo previsto, la planta estará lista para operar a finales de 2025.
Hasta la fecha, el Estado ha invertido alrededor de 14,840 millones de pesos en la mejora del sistema de acueducto, pero la demanda sigue siendo mayor que la capacidad de producción. La actual capacidad de abastecimiento de agua en el Gran Santo Domingo es de 447 millones de galones diarios, pero la demanda estimada por la CAASD es de unos 600 millones de galones diarios, lo que deja un déficit considerable. Para abordar esta problemática en el corto plazo, se están llevando a cabo dos proyectos clave: la rehabilitación del acueducto de Haina y del acueducto Isabela. Estas obras permitirán incrementar la producción en aproximadamente 60 millones de galones diarios, lo que mejorará notablemente el abastecimiento en el Distrito Nacional y el municipio Santo Domingo Oeste. Se espera que estos trabajos se inicien en el tercer trimestre de este año, y su ejecución incluye la rehabilitación de la estación de rebombeo El Tamarindo.
A largo plazo, la CAASD está evaluando varias alternativas para resolver el déficit de agua en la región. Uno de los proyectos más ambiciosos es el trasvase de agua de la Presa de Hatillo al Gran Santo Domingo, un megaproyecto que podría proporcionar hasta 10 metros cúbicos por segundo de agua. Este proyecto, que se encuentra en la etapa de estudio de factibilidad, se estima que costará entre 600 y 700 millones de dólares. Además, se están considerando otras opciones como la Presa de Don Juan, un proyecto más pequeño que podría aportar 4 metros cúbicos por segundo, con una inversión estimada de 224 millones de dólares. Otro proyecto en evaluación es la Presa de Haina, que podría ofrecer 4 metros cúbicos por segundo adicionales, con un costo aproximado de 574 millones de dólares.
La ventaja de estos proyectos radica en que cada uno incluye la construcción de embalses, lo que garantiza la disponibilidad de agua incluso durante los períodos de sequía. Sin embargo, la incertidumbre sigue presente. A pesar de las inversiones y los esfuerzos por resolver el problema, la escasez de agua continúa siendo un reto. La ciudadanía espera que el gobierno actúe de manera efectiva para abordar este problema de manera urgente, ya que el agua sigue siendo una prioridad para todos.
El costo total de los tres proyectos mencionados, que incluyen la Presa de Don Juan, la Presa de Haina y la Presa de Hatillo, se estima en 1,478 millones de dólares. Sin embargo, la solución definitiva dependerá de la rapidez con la que se implementen estas soluciones y de la eficacia de las mismas a largo plazo. La población confía en que estas obras contribuyan a garantizar el abastecimiento de agua para el futuro.
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