x

La educación: compromiso de todos

Ya inclusive, el presidente de la ADP, diputado, y por cierto, del partido de gobierno, está dando un plazo terminante de quince días para dejar satisfecho su pliego de demanda.

Imagen sin descripción

Al parecer pecamos de ingenuos quienes lanzamos campanas a vuelo cuando atendiendo a un fuerte movimiento de opinión pública, el presidente Danilo Medina, como una de sus primeras medidas de gobierno al acceder por primera vez a la gobernación del país,  dispuso dar inmediata vigencia, a partir del presupuesto del 2013,  a la ley que estableció destinar a la educación el cuatro por ciento del PIB.

Con extrema candidez llegamos a imaginar que con esta disposición que más que duplicaba los fondos destinados a la enseñanza y la firma del Pacto por la Educación, se abrían las compuertas para que el país pudiera salir del profundo bache en que se encuentra sepultada la docencia; que los paros y las huelgas magisteriales pasarían a ser cosa del pasado y no se perdería una sola hora de clase.  De hecho, fue un compromiso formal, tal como José Mármol, presidente de EDUCA,  recordó al gremio profesoral a comienzos de semana ante la amenaza de abandonar las aulas en reclamo de una nueva alza salarial.

No ha sido así, lamentablemente.  Pese a los sucesivos aumentos recibidos de año en año, que han marcado una enorme diferencia entre los  salarios e incentivos que perciben ahora los maestros y los que recibían cuatro años atrás, el gremio magisterial ha vuelto a las andadas.  Y de nuevo las clases son suspendidas por cualquier motivo y las huelgas tomadas como arma de lucha  y elemento de presión sobre las autoridades.

Ya inclusive, el presidente de la ADP, diputado,  y por cierto, del partido de gobierno, está dando un plazo terminante de quince días para dejar satisfecho su pliego de demandas, donde en primer término, como siempre, figura el ya habitual aumento salarial, bajo amenaza en contrario de volver nuevamente al mecanismo compulsivo de interrumpir el calendario de docencia  con paro de clases y  movilizaciones.

Negar que se han hecho importantes avances en el campo de la enseñanza desde el Pacto por la Educación sería faltar a la verdad.  La construcción masiva de aulas y su equipamiento; el millón de alumnos integrados a la tanda extendida; las importantes sumas destinadas a la capacitación de los maestros, cuyo nivel de preparación y falta de vocación deja bastante que desear en un gran porcentaje; el elevado presupuesto destinado al desayuno, almuerzo y merienda escolares; la sustancial modificación de las normas para el ingreso y desarrollo de la carrera docente en las universidades que ofrecen esa cátedra son, entre otros, pasos reales y positivos dentro de un largo camino en el que todavía nos queda la mayor parte del trecho por andar para lograr el necesario objetivo de una educación de calidad. Es una ruta de compromiso colectivo, donde toca a los maestros encabezar la marcha.

¿Está acaso cerrado el camino del diálogo con las autoridades docentes? ¿No está todavía reciente el proceso en que el Ministro de Educación, Andrés Navarro,  se abrió a miles de propuestas sugeridas por los maestros?  ¿Es capaz de negar la ADP la sustancial mejoría en los ingresos y condiciones de vida que han obtenido sus miembros desde que se empezó a destinar el 4 porciento del PIB para la educación?  ¿Están acaso ignorantes de que somos un país con muchas necesidades y limitados recursos y que satisfacer las primeras no es un acto de magia sino de posibilidades reales?

Los paros escolares tal como la insensata, injustificada y abusiva huelga de la Federación de Profesores de la UASD, requerida de una exhaustiva auditoría y profundas transformaciones comenzando por la supresión de la abultada sobre nómina clientelar que según se estima devora más de 600 millones de pesos anuales,   niega y limita el sagrado derecho a la enseñanza de niños, adolescentes y jóvenes, sobre todo de escasos recursos, que son la inmensa mayoría, y sobre cuyos hombros descansará el futuro dominicano.

Es simplemente colocarse de espaldas a una tarea esencial, impostergable y requerida de continuidad como lo es la educación que debiera ser asumida como obligado compromiso y tarea de todos si queremos hacer realidad el ideal de una mejor  nación.

Comenta con facebook