Santo Domingo.- Jenny nunca imaginó que una visita al hospital cambiaría u forma de ver la vida. Había ido a acompañar a su tía Mercedes, quien llevaba meses luchando contra un cáncer.
Mientras esperaban el turno para una consulta, Jenny observó la sala llena de pacientes. Allí, lo que más la impactó fue un momento donde la tía Mercedes, a pesar de su enfermedad y el cansancio evidente, le sonrió y dijo: «Le doy gracias a Dios por poder estar aquí un día más». Esa frase resonó en Jenny de una forma que nunca antes había experimentado.
En el metro, cuando regresaba a casa, seguía pensando en las palabras de su tía Mercedes y en la fortaleza de los otros pacientes que había visto. Jenny comenzó a reflexionar sobre su propia vida. Pensó en su salud, el apoyo de su familia y las pequeñas alegrías del día a día. Se sintió un poco avergonzada al darse cuenta de cuánto tiempo había pasado enfocándose en las cosas que faltaban o salían mal.
Inspirada por el ejemplo de su tía, decidió hacer un cambio. Esa noche, tomó un cuaderno y escribió tres cosas por las que se sentía agradecida, y empezó a hacerlo cada día antes de acostarse. Desde entonces, tuvo un cambio tan positivo en su vida que se convirtió en una abanderada de la gratitud y no para de predicarle sus beneficios a quien la quiera escuchar.
¿Y tú, agradeces cada día? A continuación, un carrusel donde te contamos algunos de los beneficios de la gratitud:
Desliza, disfruta y, sobre todo, ¡GRACIAS por leernos hasta el final!
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