Jerusalén.- A más de diez meses del inicio de la ofensiva israelí en Gaza y a las puertas del inicio de un nuevo curso escolar, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) confirmó este miércoles que más de 625.000 niños han perdido un curso completo en el devastado enclave palestino, de los cuales 300.000 estudiaban en sus colegios.
Las escuelas de la UNRWA, muchas de ellas convertidas en refugio para miles de gazatíes que se hacinan en ellas, y tantos otros centros de la Franja cesaron su actividad el pasado 6 de noviembre, cuando el Ministerio de Educación del territorio –controlado por Hamás– suspendió el curso 2023-2024 por la intensidad de la ofensiva israelí.
«Antes de la guerra solíamos madrugar, ir a la escuela y lavarnos la cara y las manos. Pero ahora estudiamos sentados en el suelo dentro de tiendas de campaña en las que hace mucho calor», lamenta Orjwan, una niña gazatí de diez años, en un vídeo de UNICEF desde una de sus improvisadas escuelas para tratar de paliar esta situación.
Desde octubre hasta ahora «cuatro de cada cinco edificios escolares en Gaza han sido atacados directamente o dañados», según aseguró en una entrevista el director de UNRWA, Philippe Lazzarini.
El Gobierno gazatí, por su parte, contabilizó el 12 de agosto un total de 121 escuelas y universidades completamente destruidas, y otras 333 que han resultado dañadas por los incesantes bombardeos israelíes.
Las órdenes de evacuación constantes -que han convertido al 90 % de los palestinos de Gaza en desplazados-, los problemas de acceso a electricidad y la situación de seguridad han hecho de ir a la escuela una misión imposible para cientos de miles de niños en la Franja.
«Va más allá de la educación» explica el portavoz de UNICEF Salim Oweiss desde Deir al Balah, en el centro de Gaza, en una llamada telefónica en la que recalca que el nuevo curso escolar está a punto de comenzar sin previsiones de que los menores puedan asistir a las aulas.
«Un aula es un lugar donde está la seguridad, la normalidad, donde los niños pueden ser niños», recuerda Oweiss, quien trabaja junto a la organización en un proyecto para crear espacios de aprendizaje en la Franja para niños de a partir de 10 años.
Unos espacios, dice, que no sólo contribuyen a la formación de los menores, sino también a su salud mental.
Las actividades que llevan a cabo en los centros de UNICEF, cuenta Oweiss en un vídeo de la organización desde una de sus improvisadas escuelas en tiendas de campaña, pretenden también «ayudar a los niños a procesar sus emociones para ser capaces de gestionar una vida dura».
En la red social X Lazzarini también destacó algunas de las consecuencias a largo plazo de esta desescolarización, como es la vulnerabilidad de los niños a ser víctimas de violencia y explotación, como el trabajo o los matrimonios infantiles o su reclutamiento por grupos armados.
Desde que comenzó la guerra en Gaza, unos 17.000 niños han perdido la vida en el enclave, según los datos del Gobierno de Hamás, constituyendo un grueso importante del total de víctimas mortales, que ascienden a 39.965.
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