Kiev/Moscú.– La guerra en Ucrania cumple dos años con Rusia a la ofensiva en casi todos los sectores del frente, mientras Ucrania intenta compensar la falta de armamento occidental relevando al jefe de su Ejército, Valeri Zaluzhni, una maniobra de resultado incierto.
Si el primer aniversario de la contienda fue positivo para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el segundo llega lleno de dudas para Kiev, que ha decidido apostar por la «defensa estratégica» ante la superioridad enemiga en hombres y munición.
Las botas rusas avanzan en el Donbás
La tan esperada contraofensiva ucraniana de junio, que permitió a los ucranianos avanzar principalmente en la región sureña de Zaporiyia, se estancó en verano y allanó el terreno para una nueva ofensiva rusa.
Sin escatimar ni hombres ni equipos -los expertos estiman en decenas de miles las bajas-, los rusos han logrado avanzar más en el Donbás durante la campaña invernal que en los anteriores dieciocho meses de combates.
Primero tomaron la estratégica localidad de Márinka (10.000), que se encuentra a cinco kilómetros al suroeste de Donetsk, capital de la homónima república popular anexionada por Moscú. Fue su mayor éxito desde la toma de Bájmut en mayo de 2023.
Después, los rusos centraron todos sus esfuerzos en conquistar el bastión de Avdivka, situado en una de las zonas más militarizadas de los más de mil kilómetros de frente ruso-ucraniano.
Ucrania se retira de Avdivka
Al principio, Kiev optó por resistir hasta el final los embates enemigos, como hiciera antes en Mariúpol y después en Severodonetsk y Lisichansk, pero finalmente se tuvo que rendir a la evidencia. Los defensores de la ciudad recibieron la orden de retirarse.
«Es una decisión muy lógica y profesional para salvar el mayor número posible de vidas ucranianas», dijo Zelenski, quien estimó que por cada soldado ucraniano que ha muerto en esa zona del frente, siete rusos han perdido la vida.
Zelenski añadió: «¿Qué ha conseguido Rusia? La extenuación de su ejército».
Sea como sea, el presidente ruso, Vladímir Putin, clamó victoria en varios actos con cariz claramente electoral, no en vano necesita éxitos en el campo de batalla para legitimar su reelección en los comicios presidenciales de marzo.
Pero no se conformó con ello. Putin llamó a aprovechar la iniciativa actual para avanzar hacia otras plazas fuertes ucranianas, en clara alusión a Sloviansk y Kramatorsk, pero también Vugledar, todas en la región de Donetsk.
Kiev debilita a la Armada rusa
No todo fueron malas noticias para Ucrania. El Ejército, pero principalmente la inteligencia militar, han logrado asestar duros reveses a la retaguardia rusa, principalmente a la Armada.
Con misiles y drones navales y aéreos de fabricación propia, Ucrania ha logrado destruir desde el comienzo de la guerra un tercio de los buques de la Flota del mar Negro, que tanto daño le causó en los primeros meses de hostilidades.
Kiev destruyó sólo este mes el buque de desembarco ruso ‘Caesar Kúnikov’ y la corbeta portamisiles «Ivanovets» cerca de las costas de la anexionada península de Crimea.
Gracias a ello, el principal puerto ucraniano, Odesa, parece a salvo, aunque el expresidente ruso, Dmitri Medvédev, insista en que se trata de una ciudad rusa que tarde o temprano volverá al redil.
Traumático relevo en el Ejército ucraniano
El segundo aniversario de la invasión rusa llega justo después del relevo del hasta ahora jefe del Ejército ucraniano, que fue destituido por el presidente después de meses de desencuentros públicos.
Analistas contactados por EFE descartan cambios radicales en la estrategia militar, pero sí advierten que, si no se produce un incremento sustancial del suministro de armamento occidental, el Ejército ucraniano tendrá que limitarse a defenderse.
El cese de Zaluzhni, en el que confiaban, según las encuestas, nueve de cada diez ucranianos, fue muy criticado por la oposición y provocó malestar en buena parte de la sociedad.
El nuevo jefe del Ejército, Oleksandr Sirski, tiene ante sí la difícil tarea de ganarse la confianza de sus compatriotas en un momento de poco propicio, a priori, para Ucrania, donde la unidad en torno Zelenski se desgasta ante la ausencia de buenas noticias del frente.
Incertidumbre con la ayuda militar de EEUU
Ucrania entra en el tercer año de la guerra con la incertidumbre de si seguirá recibiendo asistencia militar de EEUU, donde congresistas republicanos bloquean el paquete de 60.000 millones de dólares propuesto por la Casa Blanca para seguir apoyando a Kiev a lo largo de 2024.
Como ha repetido hasta la saciedad Zelenski, la aprobación de esta partida es capital para que Ucrania pueda seguir defendiéndose con garantías de los ataques de Rusia, tanto en el campo de batalla como en la retaguardia.
Para ello se necesitan sistemas de defensa antiaérea y misiles de largo alcance, además de los esperados cazas F-16, que deben llegar a mediados de este año.
Kiev también está pendiente de recibir prácticamente la mitad del millón de proyectiles para artillería del calibre 155 que la Unión Europea (UE) se comprometió a entregar a Ucrania antes de marzo de este año.
Eso sí, Bruselas logró esquivar el bloqueo húngaro y aprobó el paquete de 50.000 millones de euros en ayuda para los próximos cuatro años, a lo que se sumó el compromiso mostrado en los últimos meses por países como Alemania y Francia.
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