Hay que oír las dos campanas siempre, también hay que rodearse de los que piensan diferente a nosotros.
Luis XIV el rey de Francia que decía que el Estado era él, a pesar de tener todo el poder concentrado en sus manos, tenía consejeros, uno se encargaba de señalar lo positivo y otro lo negativo de cualquier proyecto que le era planteado, luego que los escuchaba se retiraba con un «ya veré».
En prestar atención a los síes y los noes de cualquier tema está la fuente de la sabiduría, la lluvia de ideas contrapuestas más la reflexión sobre las mismas es fundamental para no dejarnos llevar por instintos personales y estar más cerca de la objetividad.
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