Santa Cruz de Tenerife (España).- La lava del volcán de Cumbre Vieja en la isla española de La Palma ha logrado alcanzar la playa de los Guirres, cerca de la fajana que formó la primera colada, aunque no parece inminente que llegue al mar, en un momento en que el proceso eruptivo parece haber entrado en una fase «más estable».
Según los expertos, la lava que ha empezado a caer por el acantilado a la playa de los Guirres parece insuficiente para que acabe llegando al mar de manera inminente, del que le separan unos 50 metros.
Le falta «demasiado que rellenar» para llegar hasta el mar, afirmó este martes Francisco Prieto, portavoz del comité de dirección del Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca), algo en lo que coincidió el portavoz del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), David Calvo, quien descarta que la lava alcance el mar de manera inminente y forme una nueva fajana.
Según Prieto, la lava ha alimentado en las últimas horas a las coladas 1, la que formó el delta, y la 2, que ha alcanzado la playa de los Guirres, después de que ambas llevaran prácticamente un mes sin recibir un «aporte visible».
En la colada primigenia ese aporte de lava «probablemente» se estaba canalizando hasta ahora a través de tubos volcánicos.
El resto de las coladas se mantienen «estables», ha indicado Prieto, que ha concretado que la superficie afectada ha aumentado en las últimas 24 horas 3,42 hectáreas, hasta las 988,27.
La directora en Canarias del Instituto Geográfico Nacional (IGN), María José Blanco, reconoció que el proceso eruptivo ha entrado en una fase «más estable», pero esa estabilidad se tiene que mantener «durante cierto tiempo» e incluso disminuir «de forma gradual y mantenida» todos los parámetros: sismicidad, deformación, tremor y emisión de gases.
De hecho, recordó que la sismicidad continúa a niveles más bajos que en las semanas anteriores, esto es con seísmos localizados a entre 10 y 15 kilómetros y a más de 20 kilómetros de profundidad; esta mañana el de mayor magnitud registrado se situó a 3,8 mgLg, a 38 kilómetros, y ha sido sentido con intensidad III.
La altura de la nube de ceniza y gases llegó este martes a los 2.700 metros, mientras que la emisión de dióxido de azufre del penacho oscila entre las 9.000 y las 13.000 toneladas diarias, en una evolución que también refleja una tendencia descendente.
A su vez la emisión difusa de dióxido de carbono asociada a la dorsal de Cumbre Vieja varía entre las 1.700 y las 1.900 toneladas diarias, valores que, según María José Blanco, no representan un peligro para los habitantes de las zonas afectadas.
Sin embargo la calidad del aire sigue siendo «regular» y ayer en la estación de Puntagorda se superó en cuatro ocasiones el umbral de alerta por dióxido de azufre, y nueve veces el valor límite horario.
En cuanto a las partículas inferiores a 10 micras, Francisco Prieto ha recordado que se debe hacer un seguimiento constante para ver cómo evoluciona la situación, pues de día suele ser extremadamente desfavorable y luego se registra un notable descenso de noche.
Francisco Prieto ha indicado que se emiten las recomendaciones que marca Sanidad, pero en caso de empeoramiento de la calidad del aire el comité de dirección del Pevolca podría determinar otras medidas, como el confinamiento, que en principio no se están planteando.
Sí ha subrayado la necesidad de que las personas que efectúan labores de limpieza de ceniza utilicen una mascarilla FFP2 en todo momento.
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