ESPAÑA.- La lava que mana desde el pasado 19 de septiembre del volcán de la Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma (Atlántico), avanza por el casco urbano del barrio de La Laguna, que teme correr la misma suerte que el vecino Todoque, ya desaparecido baja el magma.
En las últimas horas la lava ha avanzado por el casco urbano, evacuado hace una semana, destruyendo una estación de servicio y aproximándose a la plaza de la iglesia y al colegio.
Este era, hace 24 horas, el escenario más pesimista para el comité de crisis, que confiaba en que las coladas más activas se encauzaran por varias vaguadas que encontrarían a su paso y se dirigieran hacia el mar, sin provocar más daños de los ya causados.
«Llevamos 31 días de volcán. Todos teníamos algún tipo de esperanza, pero la realidad es que no ha habido ni un solo día de tregua», dijo este miércoles Noelia García, alcaldesa de Los Llanos de Aridane, el municipio que vio desaparecer a cámara lenta el barrio de Todoque y que ahora contempla, atónito, cómo la historia se repite con el núcleo de La Laguna.
Ahora las esperanzas están puestas en que el grupo de coladas que atraviesa ese barrio continúe su avance hacia el sur de la montaña del lugar, pues si se dirigiese al norte habría «un escenario poco deseable» de daños, arrasando nuevas edificaciones y muchos cultivos a lo largo de la carretera de la costa.
LA LAVA AVANZA MUY LENTAMENTE HACIA EL MAR
Otra de las coladas se encuentra a 130 metros de la costa, y a unos 80 del acantilado, pero no se prevé una inminente caída al mar porque su movimiento es lento y ha evolucionado muy poco en las últimas 48 horas.
Si llegase al mar ya se ha previsto ordenar un confinamiento de la población ante la probable emisión de gases de ácido clorhídrico.
La portavoz científica del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) -encargado de monitorizar la erupción y supervisar las actuaciones-, María José Blanco, ha apuntado que el nuevo centro de emisión que ayer emitía columnas muy oscuras ha empezado hoy a tener actividad estromboliana.
También ha advertido de la posibilidad de terremotos de intensidad VI (levemente dañino), después de que en la pasada tarde noche se registrara uno de 4,8, por el momento el de mayor magnitud desde que comenzara la erupción.
Respecto a la calidad del aire, las autoridades aseguran que no hay problema alguno para las zonas pobladas en las inmediaciones del volcán y ha indicado que, tras remitir la calima, es «moderadamente buena, y en el peor de los casos, regular».
En cuanto a las emisiones en las capas altas, uno de los satélites del programa Copernicus ha captado una imagen de una columna de dióxido de azufre en ruta hacia el noreste de Europa.
Esta se dirige hacia esta zona después de sobrevolar la Península Ibérica, Francia y Reino Unido.
La superficie afectada por la erupción es ya de 807,85 hectáreas, 27,96 más que ayer, y la anchura máxima entre las coladas interiores es de 2.900 metros, según datos que no han podido ser actualizados en las últimas horas por condiciones climatológicas adversas.
Los cultivos afectados ocupan 245,88 hectáreas y, a la espera de nuevos datos del sistema Copernicus, según el catastro hay 1.122 edificaciones destruidas, de las que 902 son de uso residencial.
Mientras, prosiguen las labores para la puesta en funcionamiento de dos desaladoras portátiles instaladas en Puerto Naos para garantizar el riego de las plantaciones afectadas por la erupción volcánica.
La idea es que comiencen este sábado a inyectar agua a la red si las pruebas que se inician este miércoles «salen bien», según ha anunciado a Efe el consejero de Transición Ecológica del Gobierno canario, José Antonio Valbuena.
DRONES PARA RESCATAR PERROS AISLADOS POR LA LAVA
En medio de la preocupación por el avance del magma, el futuro de un grupo de perros, aislados desde hace días por la lava en una zona que lleva semanas evacuada, mantiene en vilo a la población.
Este miércoles era el momento marcado para que una firma especializada, contratada por una organización animalista, probara si puede sacarlos de allí con sus drones de transporte modificados.
Tras algunas pruebas esperanzadoras ha surgido un problema inesperado: los perros no están, o al menos los drones no los ven, ni siquiera con cámaras térmicas, al parecer porque las altas temperaturas en la zona les habrán hecho refugiarse a la sombra de algún arbusto o de cualquier elemento que haya sobrevivido a las cenizas.
Ni la empresa, ni el colectivo animalista que ha impulsado la operación, Leales.org, tiran la toalla y anuncian que seguirán buscando a los podencos con la esperanza de dar una pequeña alegría a miles de palmeros que llevan un mes sometidos a la tortura a cámara lenta del avance de las coladas de lava sobre cientos de casas y tierras de cultivo.