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La nueva victoria

Saludemos pues el inicio de los largamente esperados trabajos de La Nueva Victoria, importante hito de cambio en nuestro sistema penitenciario que manejada con adecuado criterio técnico y personal especializado debe estar llamada a cambiar de manera significativa la vida de los reclusos, y abrir mucho mayores oportunidades de rehabilitación a quienes realmente lo merezcan, objetivo fundamental de todo sistema carcelario. 

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Este martes el Procurador General, Jean Alain Rodríguez, dejó inaugurados los trabajos de construcción del moderno recinto carcelario que llevará por nombre La Nueva Victoria.    El mismo será levantado en el sector Las Parras, del municipio de Guerra, y está proyectado para albergar 8 mil 778 reclusos, casi la misma cantidad que se hacina en la actual prisión de La Victoria.

La Nueva Victoria contará con celdas individuales, celdas conyugales, salas para visitas infantiles, celdas de observación, reflexión y máxima seguridad, comedor, gimnasio, canchas deportivas, economato y estación de bomberos, conforme a los patrones que conforman una prisión moderna.

Construida en 1952, la actual cárcel de La Vicoria es llamada  “Cementerio de Hombres Vivos”. El apelativo se corresponde con el título de una de las más  estremecedoras obras del famoso escritor ruso Fiodor Dostoiewski, donde este relata las penosas condiciones de vida en las cárceles y campos de trabajo forzado de la Siberia, que sufrió en carne propia por varios años.

Albergando una población penal de alrededor de nueve mil reclusos hacinados en un espacio físico construido para albergar mil doscientos, la misma ha sido por mucho tiempo la más vívida exposición de las condiciones infrahumanas  que debe soportar la población penal y el nivel degradante en que se desenvuelve la vida dentro de sus muros.

Es posible que una gran cantidad de ciudadanos, para los cuales el tema de la inseguridad por el auge de la delincuencia se ha convertido en principal motivo de preocupación, consideren que los casi 6 mil 400 millones de pesos que costará La Nueva Victoria debieran ser invertidos en otras obras en vez de ser dedicados a mejorar las condiciones de vida de los reclusos.  Es un criterio errado.

Las cárceles existen para apartar de las calles a personas que han cometido algún delito hasta que se entiendan han pagado su deuda. Pero el propósito fundamental de todo sistema carcelario, y lo que prueba su eficacia, es abrir la oportunidad y crear las condiciones para la rehabilitación del recluso y su reinserción en la sociedad.

Aunque la mayoría pudiera ignorarlo, las condiciones de vida que prevalecen en las cárceles son también evaluadas  para medir el índice de progreso de una sociedad.  En nuestro caso, la puesta en marcha del sistema reformado ha arrojado resultados muy positivos, con un bajísimo índice de reincidencia de los que han pasado por el mismo, habiendo sido tomado como referente de aplicación por otros países de la región.

No todos los presos han cometido delitos graves ni presentan el mismo grado de peligrosidad.  No pueden ser medidos con la misma vara  el criminal pernicioso, habitual y crónico reincidente, el sicario que mata por encargo, el asesino desalmado, el feminicida o el violador de menores que quien está purgando por un delito ocasional o de menor cuantía.  En las condiciones de hacinamiento de la actual Victoria es imposible hacer esa distinción.

Saludemos pues el inicio de los largamente esperados trabajos de La Nueva Victoria, importante hito de cambio en nuestro sistema penitenciario que manejada con adecuado criterio técnico y personal especializado debe estar llamada a cambiar de manera significativa la vida de los reclusos, y abrir mucho mayores oportunidades de rehabilitación a quienes realmente lo merezcan, objetivo fundamental de todo sistema carcelario. 

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