GINEBRA.- La lucha global contra la mutilación genital femenina, prohibida ya en numerosos países pero que han sufrido unas 200 millones de mujeres, es obstaculizada por el auge de redes transnacionales que la siguen practicando, alerta este viernes un informe de Naciones Unidas.
El estudio de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU advierte que unos 4,3 millones de niñas siguen corriendo peligro de sufrir esta mutilación, incluso en países donde la prohíben como los de la Unión Europea, donde se estima que las jóvenes en riesgo se elevan a más de 600.000.
En la UE y países como Estados Unidos, Australia, Canadá o Reino Unido, algunas familias practican lo que se denomina «vacaciones de corte», en las que las hijas son llevadas a sus países de origen u otros lugares para ser sometidas a esta práctica.
En ocasiones, si la mutilación genital femenina está ya prohibida también en el país de origen, se viaja a otros donde todavía no es perseguida, y que se están convirtiendo en centros de atracción para este tipo de práctica, indica el informe sin citar naciones concretas.
También es frecuente, subraya el texto, que familias en zonas fronterizas crucen los límites entre su país, si en él se ha prohibido la mutilación genital femenina, a otro vecino que aún la mantiene, para que sus hijas sean sometidas allí a la intervención.
Es el caso de familias que cruzan desde zonas fronterizas de países vecinos a Somalia, Etiopía, Tanzania o Uganda, Mali, Senegal, Burkina Faso o Togo, señala un informe que subraya que precisamente por ello la mutilación genital femenina es especialmente persistente en áreas próximas a fronteras.
El informe llama a los Estados a aumentar la cooperación regional e internacional para erradicar estas prácticas transnacionales,
«La mutilación genital femenina debe ser eliminada en todas sus formas, y con ella los estereotipos de género y las normas patriarcales que la perpetúan», aseguró al presentarse el informe el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk.
Las sometidas a mutilación genital femenina suelen ser niñas menores de 15 años, y se tienen datos sobre víctimas en más de 30 países, aunque hay evidencias de que puede haberlas en otros 60.
Esta práctica puede tener graves consecuencias para la salud, empezando por los desórdenes psicológicos pero también infecciones del tracto urinario, menstruaciones y relaciones sexuales dolorosas, o complicaciones durante el parto que pueden resultar en el fallecimiento del recién nacido.