Ginebra.- El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, defendió hoy la necesidad de «garantizar que se haga justicia» tras la muerte de al menos 50 prisioneros de guerra ucranianos en la colonia penal de Olenivka, en la región ucraniana de Donetsk, el 29 de julio del pasado año.
La zona donde se encuentra la prisión, en el este del país, está ocupada actualmente por los invasores rusos.
«Los prisioneros de guerra que resultaron heridos o murieron en Olenivka y sus familiares merecen que se conozca la verdad y que los responsables de las violaciones del Derecho internacional rindan cuentas», señaló el alto comisionado austríaco en el comunicado emitido por la oficina que dirige.
La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos añadió que se ha reunido con familiares de las víctimas, así como con varios supervivientes para conocer las causas, aunque no pudo acudir al lugar concreto por falta de «garantías satisfactorias de acceso seguro» por parte de las autoridades rusas.
El comunicado emitido por el alto comisionado apunta a que el suceso «no fue causado por un cohete HIMARS», teoría propuesta por algunos representantes prorrusos de Donetsk que acusaban al Gobierno ucraniano del ataque.
A la espera de esclarecer las causas del suceso, Túrk se comprometió a seguir haciendo un seguimiento «de conformidad con sus conocimientos especializados y su mandato».
«Las muertes o lesiones graves de los prisioneros de guerra deben ir seguidas de una investigación oficial y exhaustiva por parte del país captor», aseveró Türk.