San Sebastián (España). – ‘Sujo’, la película que las mexicanas Astrid Rondero y Fernanda Valadez estrenan este lunes en el Festival de San Sebastián, es el resultado de la reflexión de sus directoras sobre las posibilidades que puede tener el huérfano de un sicario de salir del círculo de violencia con un apoyo adecuado.
«En México no se ha discutido en profundidad el problema de la cantidad de huérfanos producto del crimen organizado», explica Rondero en una entrevista con EFE junto a Valadez y a la actriz argentina Sandra Lorenzano, que en la película hace el papel de una profesora.
Cuando Rondero y Valadez estaban haciendo una investigación para su anterior película -juntas han filmado ‘Los días más oscuros de nosotros (2017) y ‘Sin señas particulares’, en 2020-, hablaron con chicos de las comunidades rurales y sus principales alternativas eran la migración o pertenecer a algún tipo de cartel.
«Son muy vulnerables a ser reclutados porque hay un falso sentido de comunidad, de pertenencia, pero después nos damos cuenta que la mayor parte de estos chicos mueren antes de tener 30 años», añade Valadez.
Aquí es donde las directoras se preguntaron qué pasaría con estos jóvenes si salieran de ese entorno y la sociedad les brindara la oportunidad de hacer otra vida, de tener libre albedrío.
En el caso de ‘Sujo’ (Juan Jesús Varela), el apoyo de mujeres como su tía (Yadira Perez Esteban) le sirve primero para sobrevivir a la condena de ser hijo de un padre traidor y después para intentar rehacer su vida lejos.
En esta segunda etapa es crucial el papel que interpreta la argentina Sandra Lorenzano, para quien hay similitudes entre su personaje y el del joven. «Aunque venga de un mundo diferente, son dos soledades migrantes que se encuentran en un país como es México, donde la migración y los desplazamientos obligados por las circunstancias económicas o de violencia es frecuente», recalca.
La red de protección que tejen las mujeres alrededor de Sujo hacen que un destino violento que parecía inexorable tenga un atisbo de ser superado. «Yo leo la historia de ‘Sujo’ como una especie de nuevo nacimiento, hay otra vida posible y va a depender de él una vez que conoce eso y que sabe que se puede transformar», remarca la intérprete y ensayista argentina.
La película deja claro el poder de la educación, tanto la académica como la familiar (en este caso por parte de una familia que penas es biológica por parte de su tía, pero que ha decidido ayudarlo).
«En muchas de estas comunidades la sociedad civil está en manos de las mujeres, porque los hombres migran, y nos parecía importante hablar de cómo estas mujeres van formando la personalidad de un chico que finalmente logra cambiar ese destino que pareciera imperturbable», afirman sus directoras.
Para ellas, México tiene esa contradicción de tener, por un lado, una generación de jóvenes arrojados a la cultura del narcotráfico y, por otro, instituciones como la Universidad Nacional, que es completamente gratuita.
Pero Rondero y Valadez también hablan de las «herencias ocultas», de la formación de la personalidad de Sujo por quienes le rodean, incluidas las contradicciones de un padre delincuente pero amoroso con su hijo o una tía cuya venganza no es la violencia, sino la posibilidad de que el sobrino escape a eso que parece un destino cerrado.
«No es que los chicos tengan que ser brillantes o especiales para salir del círculo», insisten, sino que son las circunstancias de aquellos que los arropan las que les permiten construir su personalidad. «Todos somos una concatenación de las experiencias de la gente que nos formó y creo que esa era la intención con ‘Sujo’, que todas estas mujeres al final terminen construyendo un joven que tiene la posibilidad de cambiar su vida y es un buen hombre», dijo.
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