Los hechos sangrientos que están ocurriendo prácticamente a diario en barrios del Gran Santo Domingo y también en algunas provincias del país, mantienen en un estado de inseguridad y sobresalto a muchas familias.
Como si no fuera suficiente con las deficiencias en servicios básicos como el agua y la recogida de basura, además de frecuentes asaltos, los tiroteos entre bandas se han convertido en un torbellino con balances mortales.
Familias humildes y trabajadoras se ven expuestas a estos peligros y en medio de su impotencia claman por un mayor patrullaje policial que les garantice cierto nivel de seguridad.
Como resultado de estos tiroteos entre miembros de bandas rivales que se estarían disputando puntos de drogas, algunos han muerto, pero también en medio de un fuego cruzado hay víctimas ajenas a esos enfrentamientos.
¿Qué espera la Policía para intervenir esos barrios y devolver la seguridad y la paz a sus moradores y detener esta oleada criminal que no parece tener fin?
La situación ha llegado ya a tal nivel de gravedad que no es suficiente con un simple aumento del patrullaje. ¿Cuántas víctimas más tendremos que sumar a esta escalada de violencia que esta fuera de control y desbordado ya los límites de la paciencia? Ojala que se actúe rápido y con firmeza en lugar de irritar a la gente con cifras estadísticas que, según una discutible óptica de las autoridades, muestran una reducción de la violencia que nadie ve ni percibe.
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