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27 Abril 2024

La Perspectiva: Temor de un colapso

Una bomba a punto de estallar y estar cerca de un barril de pólvora son expresiones de uso recurrente para subrayar la inminente posibilidad de un estallido social de proporciones incontrolables o de una debacle, como suele decirse en el lenguaje popular.

En ocasiones, tales expresiones pueden considerarse alarmistas por no guardar la debida proporción o sustento con los hechos a los que alude, pero en otras oportunidades no están del todo alejadas de la realidad y, en ese tenor, pueden servir de alerta para tomar medidas preventivas.

Este es precisamente el valor y la importancia de cualquier advertencia a tiempo, sobre todo si como ocurre con respecto al caso haitiano, está fundamentada en situaciones muy reales, concretas y desgarradoras por la violencia criminal, el caos, la estabilidad social y una hambruna que se acrecienta.

Ante tan grave panorama que se complica de día en día, la posibilidad de que se desborde la frontera ya ha sido advertido por el propio Ministro de Relaciones Exteriores, mientras se dan largas a una asistencia internacional, sea o no por medio de una intervención armada, porque aun tal iniciativa no pasa de ser un debate verbal.

Es innegable que ante reclamos de urgente ayuda para Haití, República Dominicana y su gobierno han estado a la cabeza de ese pedimento, el tema es motivo de debate y ponderación en el seno de la comunidad internacional, aunque persisten serias diferencias entre Estados Unidos, Rusia y China sobre las medidas a tomar.

Hasta ahora, Estados Unidos es país que está más consciente y sensibilizado con la actual problemática de Haití y prueba de ello es que su subsecretario de estado de administración, John R. Bass, viajó a Puerto Príncipe y se reunió con el primer ministro haitiano, Ariel Henry.

Pero como hemos dicho en otras oportunidades, esta dilación en pasar de las palabras a los hechos no augura nada bueno para Haití que, sin exageración alguna está al borde de un estallido, si es que esto de hecho no está en marcha con una serie de signos como la amenaza del uso masivo de machetes de para dirimir conflictos que no soportan más esperas.

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