Redacción Internacional.- El esquema de Ponzi es un fraude mediante el cual los estafadores consiguen el ingreso de inversores bajo la promesa del pago de extraordinarios intereses por ese capital, valiéndose de la fachada de un supuesto negocio financiero.
En principio, el sistema funciona, pues el estafador cumple con el pago de los intereses al tomar una parte del capital inicial invertido o bien con el dinero de nuevos inversores.
Este es el origen de la “estafa piramidal”, pues las excepcionales ganancias atraen a nuevos participantes que confían sus ahorros a un negocio financiero que no existe. Mientras se va cumpliendo con el pago de intereses, más personas van contribuyendo con nuevo capital. Y la rueda crece.
Aunque las estafas piramidales tienen muchos antecedentes en la historia, desde que en la Edad Moderna se comenzó a desarrollar el sistema bancario en países de Europa, este tipo de fraude alcanzó fama mundial hace poco más de un siglo, cuando Carlo Ponzi, un famoso delincuente de origen italiano estafó a muchas personas en 1920 en los Estados Unidos.
El esquema Ponzi es fraude que paga utilidades a los inversores anteriores con fondos de inversores más recientes. Cuando deja de entrar capital, el entramado colapsa. Como el esquema no se financiaba con rentas provenientes de un negocio real (no existían rentas de 50% a tres meses), sino con fondos aportados por ahorristas enceguecidos, su subsistencia dependía de pedir prestado o bien vender activos para obtener dinero para pagar intereses.
Cuando una auditoría descubrió que no había ningún negocio en Europa como el que Ponzi describía cada vez que se le preguntaba (vinculado al uso de monedas depreciadas para comprar cupones postales que se venderían a valor nominal en Estados Unidos), todos “corrieron” a buscar sus ahorros. En agosto de 1920, Securities Exchange, la compañía que Carlo había fundado en Boston, informó que ya no podía devolver depósitos.
Las características del sistema son las siguientes:
1) En un sistema Ponzi, una persona (ya sea física o jurídica) ofrece gran rentabilidad a inversores, gracias a lo que consigue fácilmente convencer a la gente para que se le preste capital para ser invertido. Los intereses del dinero depositado o prestado son pagados con el dinero que invierten los nuevos clientes.
2) La rueda sigue funcionando hasta que deja de entrar dinero, y esto puede ser debido a una crisis, a que se acaben los estafados o a cualquier otro motivo. En ese momento, se desmonta el entramado que deja a los estafados sin el capital que habían invertido.
3) Codicia e ignorancia son terreno fértil para la estafa. La mejor forma de no caer en un sistema Ponzi es desconfiar de rentabilidades demasiado altas con respecto a las que ofrece el mercado. Ya que este se convierte en la principal proclama de los estafadores: ganancias exuberantes.
4) La “letra chica” de esta clase de inversiones suele contener artilugios jurídicos para eximir de responsabilidades a los organizadores.
¿Cómo detectar este tipo de estafa piramidal?
Hay ciertas características comunes en los esquemas Ponzi a las que hay que estar atentos, a saber:
1) Rendimientos elevados y rápidos o, a veces, beneficios libres de impuestos.
2) Inversiones en acciones, hipotecas, bienes inmuebles o divisas virtuales con planes de “alta rentabilidad”.
3) Oportunidad sin o con poco riesgo, porque –se promete- el inversor “puede vender en cualquier momento”, puede “obtener un reembolso en caso de incumplimiento”, tiene “aseguradas las transacciones”, “puede cambiar una inversión por otra”.
4) Una supuesta fórmula del éxito que el mentor del fraude brinda desinteresadamente, como “información privilegiada, que otros supuestamente no poseen, o la oportunidad de invertir antes de la salida al mercado de capitales o descuentos para las primeras personas inversoras”.
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