Para todas las amantes de las artes, probablemente este título tendrá mucho significado: el ballet, la maternidad y los corazoncitos que nos rodean cuando recibimos un mensaje de nuestro príncipe azul. Para mí, particularmente, representa además todo lo que me ha convertido en lo que soy hoy: una amante empedernida de todo lo que altere mis sentidos para ayudarme a compartir mis ideas y que el mundo sea un lugar más armonioso para nuestra generación y las siguientes a través de mis colores y fragancias.
Mi trayectoria profesional poco dice sobre quien soy realmente, pues muchos entienden que un empleo es algo en lo que incurrimos por una retribución económica. Gracias, Vivaldi, por componer sobre las estaciones y enseñarnos que lo cíclico, lo cambiante y lo que está en constante evolución solo nos hace mejor personas en la medida que tengamos con quien compartirlo.
Los invito a que me sigan en este espacio, que no pretendo sea más que un jardín de flores, columpios y alegría para el niño que todos tenemos dentro. En este recorrido, me encantaría llevarlos conmigo a Paris y sentarse a ver la Torre Eiffel sentada en Le New York en primavera, pero por ahora quedémonos en casa y disfrutemos de todo lo bello que nuestra isla tiene para ofrecer.
Besos,
Dominique
PD: Gracias a todas las mujeres en mi vida que me han permitido aprender de sus enseñanzas brillantes para poder formar mi propia constelación. Mi más alta estima para ustedes, en especial a mi madre y abuelas.
Recomendación de la semana: «Mujeres que Corren con los Lobos» de Clarissa Pinkola