REDACCIÓN.-La sexualidad en el hombre es un aspecto muy importante y sus problemas pueden afectar seriamente a las relaciones de pareja y a la salud global del varón.
El 52 % de los hombres cree que los problemas de salud masculinos son un tabú. Ocho de cada 10 opina que deberían hacerse más campañas de concienciación.
Cuando se trata de conversar sobre miedos o temores acerca de su estado de salud, la mayoría de los hombres lo hacen ‘mucho o bastante’ con sus parejas (54 %), pero solo 2 de cada 10 con su entorno laboral.
En cuanto a las patologías, los datos revelan que se sienten menos cómodos para hablar sobre salud sexual, depresión e infertilidad, seguidas de cánceres como riñón,vejiga o próstata.
Los tratamientos de estos últimos tumores afectan a la esfera funcional y sexual, por lo que preocupa a los pacientes y en algunos casos, su percepción de la virilidad.
La disfunción eréctil, popularmente llamada impotencia, es un problema muy frecuente y afecta a aproximadamente al 20% de los varones (1 de cada 5).
La disfunción eréctil puede ser una señal de alarma de enfermedades del corazón. Es un problema que puede presentarse a cualquier edad aunque es más frecuente a partir de los 40 años.
La sexualidad en el hombre es un aspecto fundamental de la vida y los problemas de la sexualidad pueden afectar seriamente a las relaciones profesionales y de pareja.
El pene consiste en dos columnas de tejido eréctil que se denominan cuerpos cavernosos (producen la erección) y un conducto (uretra) por donde sale la orina. Durante la erección, este tejido eréctil se rellena de sangre, el pene aumenta de tamaño y se vuelve rígido.
En los cuerpos cavernosos existen unas cavidades que se llaman espacios lacunares y en flaccidez están vacíos. Cuando se produce la erección, llega gran cantidad de sangre a los cuerpos cavernosos y estos espacios lacunares se relajan y almacenan la sangre. Una adecuada entrada y almacenamiento de sangre produce el aumento del tamaño y la rigidez del pene. (Figura 2). Si la sangre no entra correctamente, o bien se escapa de los espacios lacunares, entonces se produce una dificultad para lograr y/o mantener la rigidez.
La erección es un fenómeno neurológico y vascular. Al cerebro llegan estímulos pro-eréctiles y estímulos inhibitorios. El cerebro procesa toda la información y trasmite las órdenes al pene a través de la médula espinal y los nervios erectores. Cualquier enfermedad o trastorno que afecte al cerebro, médula espinal, nervios erectores y pudendos puede producir impotencia.
La disfunción eréctil puede ser orgánica (origen físico) o psicológica (origen psicológico). No obstante, en muchos pacientes con disfunción eréctil de origen orgánico se añade un componente psicológico (ansiedad por el rendimiento) que la agrava.
La impotencia orgánica es la más frecuente y se produce por un trastorno del pene o de los mecanismos relacionados con la erección.
Existen factores de riesgo vascular como la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo o el aumento del colesterol que producen lesiones progresivas en todas las arterias del cuerpo. Las arterias del pene tienen menos diámetro que las arterias coronarias que irrigan al corazón y muchas veces se obstruyen inicialmente las arterias del pene.
Múltiples trabajos han demostrado que los pacientes con riesgo vascular pueden desarrollar inicialmente una disfunción eréctil. Si estos factores de riesgo no se corrigen, la enfermedad vascular avanza y puede producirse un infarto de miocardio y enfermedades vasculares en el cerebro, en el corazón y en todas las arterias del organismo.
En este sentido es muy importante saber que la disfunción eréctil puede ser una «señal de alarma» que nos avisa que las arterias se están cerrando. Cuando un paciente, con factores de riesgo cardio-vascular presenta disfunción eréctil debe consultar para prevenir enfermedades del corazón.
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