Buena parte de la homilía pronunciada por monseñor Francisco Ozoria, arzobispo metropolitano de Santo Domingo, durante la misa de clausura del encuentro de la hermandad de Emaus hombres, que llenaron el amplio auditorio del colegio “Quisqueya”, estuvo dedicada en buena parte a exhortar a la grey católica a que concurra a los colegios electorales este próximo domingo a ejercer el derecho al voto, a fin de que no dejen en manos de los corruptos los destinos de la nación.
En sus palabras, el prelado católico resaltó la importancia que reviste el sufragio como mecanismo de expresión y decisión de los ciudadanos en el marco de las sociedades democráticas. En el caso específico de los cristianos, Ozoria los calificó de la “sal de la tierra” para agregar a continuación que la misma “sirve par dar buen sabor. Sin dudas que nosotros estamos en este mundo y vemos muchas cosas que no le dan buen sabor a la sociedad. Hay mucha corrupción, muchas injusticias, mucho engaño”.
Haciendo referencia a la última Carta Pastoral dada a la luz pública por la Conferencia del Episcopado con motivo de la reciente celebración tradicional de la festividad de la Virgen de la Altagracia, reiteró que tal como se expresó en la misma la comunidad cristiana está llamada a ser luz en la sociedad, la política, el país y en la campaña electoral.
Dentro del contexto de su mensaje pastoral, el arzobispo metropolitano de Santo Domingo sumó su voz al creciente e insistente reclamo de las que se han levantado desde los más diversos sectores de la sociedad para condenar la viciosa, ilegal y punible práctica de la compraventa del voto, tradicionalmente presente y cada vez más abusada en nuestros procesos electorales.
Precisamente, de manera paralela, ha circulado la información de que los fiscales están siendo instruidos para perseguir este tipo de delito y someter a los responsables. En este caso tanto el que ofrece comprar el voto o la cédula y quien se muestra en disposición de venderla. En el Código Penal ambos figuran criminalizados y penados con fuertes penas de cárcel. Sin embargo, hasta ahora, no se ha sabido de ningún caso que haya sido sometido a los tribunales y sus autores debidamente sancionados.
Es, en gran medida, una responsabilidad compartida. Pese a existir sobrada evidencia de un comercio ilícito que se realiza a ojos vista, nunca se ha formalizado una denuncia que permita sustentar un expediente de acusación contra los involucrados para ser llevado a los tribunales. Las denuncias y protestas se han formulado a través de los medios de comunicación con posterioridad a los eventos electorales, como un hecho ya consumado, que a lo más sirve de base para arrojar dudas sobre la validez de los resultados del proceso.
El compromiso ahora, empezando por los propios partidos políticos, en su mayoría reos de esta práctica ilegal, por los observadores y los propios ciudadanos es contribuir a poner freno a la misma, adoptando una actitud vigilante y activa, de tal modo que los responsables puedan ser apresados, sometidos, llevados a juicio y sancionados de modo ejemplar.
De saludar y resaltar por consiguiente el papel activo que está asumiendo la Iglesia Católica, con todo el peso del incuestionable poder que le concede el gran número de seguidores con que cuenta, al exhortarlos a cumplir con el deber cívico de ejercer el voto de conciencia, al tiempo de condenar la malsana práctica de la compraventa del mismo.
De cada quien depende votar por aquellos candidatos que por su hoja de vida, trayectoria, capacidad y principios éticos ofrezcan mayores garantías de que están en disposición de poder cumplir con sus promesas de campaña, y de ejercer el poder para servir al bien común y no para servirse en provecho propio.
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