NACIONES UNIDAS.- Las potencias occidentales y Rusia protagonizaron este lunes un nuevo choque en el Consejo de Seguridad de la ONU, en esta ocasión tras la decisión de Moscú de poner fin al acuerdo del mar Negro que facilitaba las exportaciones de cereal ucraniano.
El movimiento del Kremlin centró la atención en una reunión en Nueva York a la que acudieron numerosos ministros de Exteriores, entre ellos el británico James Cleverly, la francesa Catherine Colonna o la alemana Annalena Baerbock.
Todos ellos criticaron con dureza la suspensión del llamado acuerdo del grano y reclamaron a Moscú que vuelva a la mesa de negociaciones, dado el impacto que su decisión va a tener en la seguridad alimentaria global.
«Seamos claros, las acciones de Rusia están quitando comida de la boca a la gente más pobre de África, Oriente Medio y América Latina», subrayó Cleverly.
La jefa de la diplomacia francesa, mientras, habló de «chantaje» por parte rusa y dijo que la Unión Europea va a buscar ampliar la salida de productos agrícolas ucranianos por otras vías.
También participó en el encuentro el ministro de Exteriores ucraniano, Dmitró Kuleba, quien acusó a Rusia de poner en riesgo la seguridad alimentaria global y dijo que su país está estudiando ya opciones para poder seguir exportando grano a los mercados internacionales.
Por su parte, el embajador adjunto de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyanskiy, criticó el funcionamiento de la iniciativa del mar Negro -insistió en la idea de que la mayor parte del cereal no ha ido a parar a los países más necesitados- y dejó claro que Moscú no volverá a ella si no se cumplen sus exigencias sobre las facilidades para sus propias exportaciones.
«Rusia sólo considerará su reanudación cuando se logren resultados concretos en lugar de promesas», insistió.
Al respecto, el secretario general de la ONU, António Guterres, defendió hoy los avances que se han logrado en ese ámbito y se mostró «profundamente decepcionado» de que el presidente ruso, Vladímir Putin, ignorase sus propuestas para tratar de mejorar la situación y mantener el acuerdo con vida.
Aunque el acuerdo del mar Negro ocupó buena parte de la reunión, ésta estaba planteada como un repaso más amplio de la guerra en Ucrania tras más de 500 días desde el inicio de la invasión rusa.
La jefa de Asuntos Políticos de la ONU, Rosemary DiCarlo, advirtió de que, además de enorme sufrimiento y destrucción, el conflicto está creando un mundo cada vez más peligroso, con crecientes tensiones y el riesgo de una carrera armamentística global.
«Cuanto más dure esta guerra, más peligrosas será sus consecuencias, incluida la posibilidad de un conflicto más amplio. Por el bien de los ucranianos y de nuestra comunidad global, esta guerra sin sentido e injustificada debe detenerse», insistió DiCarlo.
Los países occidentales insistieron en el fin al conflicto pasa por la retirada de Rusia, a la que acusaron de no tener ningún interés es una paz justa y duradera.
De su lado, Moscú acusó precisamente a esas naciones de haber empujado primero al conflicto y luego de haber torpedeado un posible acuerdo de paz.