El Estado sí puede ser buen gerente como demuestran el Banco Central o el Banco de Reservas. Pero el caso de las distribuidoras de electricidad, las famosas EDEs, es patético.
Pese a que casi toda la energía del sistema nacional interconectado es vendida vía esas empresas, en mayo pasado tuvieron pérdidas equivalentes al 37 %. En 2021 el Gobierno anunció que reduciría el subsidio anual a las EDEs a poco más de US$1,000 millones, pero las alzas de los hidrocarburos y la reversa al ajuste de tarifa sugieren que podría más que duplicarse. Sólo en las primeras seis semanas de este año, las EDEs costaron al Erario más de RD$1,000 millones semanales en subsidios adicionales.
Regalar las tres EDEs a capitalistas que deseen arreglarlas saldría más barato al Estado, pues sería igual a ahorrar más de US$2,000 millones al año, aparte de que pagarían impuestos y se crearía un círculo virtuoso de saneamiento del sistema eléctrico. Los estatistas se rasgarían las vestiduras, pero comoquiera lo hacen ahora sin que se arregle el tollo.
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