El que tenga temor de tratar este tema, que coja un perro o un gato prieto. Así dice el refrán.
Pero la verdad no puede dejar ni de ser dicha ni escrita menos, para que conste y la gente tome conciencia.
Por qué escribo la palabra temor?
Pues hay temas que nos imponemos como tabú. Principalmente al referirnos a personajes con un peso político y social, indudablemente influyentes en asuntos internacionales y locales dominantes.
El tema es William Jefferson Clinton, alias Bill, expresidente de los Estados Unidos que recién este sábado 19 de agosto ha celebrado sus 77 años de edad.
Admiración por su persona:
Primero, debo decir que lo admiro como persona y recuerdo hasta que me entusiasmé en 1992 durante la campaña electoral hasta el punto de que invité al país a quién después sería el director financiero de su campaña por la reelección de 1996.
Clinton no tenía posibilidades reales de ganar las elecciones de noviembre de 1992 frente a un candidato como el presidente George Bush padre que buscaba la reelección.
Bush padre era el heredero de las grandes reformas y la aplastante popularidad del presidente Ronald Reagan, de quien fue su vicepresidente.
Lo mismo ha ocurrido otras veces en distintas coyunturas electorales, en diferentes países de la tierra.
Clinton, tuvo la “suerte” que le ofreció un disidente que dividió a las fuerzas económicas y sociales que estaban apoyando a Bush.
Ross Perot Dividió a los Republicanos
El empresario republicano Ross Perot dividió al partido de Bush y se presentó como independiente en las elecciones de noviembre de 1992.
Perot obtuvo el 19 por ciento de los votos, Clinton el 43 y Bush el 37.
Perot se oponía al acuerdo de libre comercio de las Américas del presidente Bush, programa económico que sabichosamente Clinton aplicó después de su elección.
Luego en 1996 Clinton derrotó de nuevo con la ayuda de la división aún propiciada por Perot al nuevo candidato republicano, senador Bob Dole. En esta ocasión Clinton sacó el 49 por ciento, Dole el 41 y Perot bajó al 8 por ciento.
Las matemáticas no se equivocan cuando se trata de elecciones.
Marvin Rosen, Haití y República Dominicana
Se puede y se debe escribir bastante para reflexionar sobre lo que ha sucedido después que Clinton fuera elegido por primera vez y además se deben estudiar los procesos políticos transcurridos en los últimos 30 años (treinta que han pasado como si nada).
Uno de estos puntos a estudiar sería el de Marvin Rosen, abogado y recaudador de campaña de Clinton, y también deben evaluarse los vínculos de ambos con los procesos de inversiones y las crisis de las relaciones entre Haití y la República Dominicana.
El Legado de Bill
Si se analiza con profundidad todo lo que ha sucedido desde 1993 en el mundo y muy especialmente en los Estados Unidos, la conducta del presidente Clinton y las políticas que implementó su gestión han producido cambios notables culturales y de comportamiento en muchos lugares, sobre todo en su país.
Es más, puedo afirmar que el fenómeno político y social que representa Donald Trump es una consecuencia de la Era Clinton.
A nosotros los dominicanos nos corresponde estudiar con rigor los efectos de lo que provocó en Haití la influencia que ha tenido la Era Clinton desde la intervención militar de veinte mil soldados norteamericanos en 1994 para reponer a Jean Bertrand Arístides hasta que Clinton en 2010 ya actuaba como mandatario de la ONU en Haití con motivo del terremoto.
Hoy estamos observando en nuestro país los efectos del legado de Clinton, y tenemos que vislumbrar nuevos enfoques en un año preelectoral en el que se van creando expectativas de cambios políticos tanto en los Estados Unidos como en la República Dominicana.
Habrá cambios indudablemente.
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