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Batalla Electoral 2024

Ley de residuos

Es un problema que involucra y refleja un comportamiento humano carente de todo sentido de responsabilidad, compromiso ciudadano y conciencia ambiental. 

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Con el anuncio de que la Cámara de Diputados había aprobado en segunda lectura y de urgencia, un proyecto de ley de Residuos Sólidos, que ahora deberá pasar por el tamiz del Senado, hicimos el señalamiento de que tratándose de un tema que abarca aspectos tan amplios como complejos, no debía manejarse a la carrera ni bajo el impacto emocional provocado por el penoso y grotesco espectáculo ofrecido por las aguas costeras del malecón, contaminadas por cientos de toneladas de basura transportadas por los ríos Isabela y Ozama, donde destacó la concentración de desechos plásticos.

Ahora mismo, precisamente, la Fundación Acción Verde acaba de pronunciarse en relación a dicho proyecto legislativo, con una serie de observaciones que son muy de tomar en consideración sobre fallas y lagunas que a su juicio presenta el mismo.  Entre estas menciona que en el texto donde se establece la norma de la “Responsabilidad Extendida”, no figura un amplio rango de productos y empaques de uso masivo que no se pueden reciclar y cuyo valor de recuperación es nulo.

Acción Verde estima, además, que el plazo de cinco años que figura en el proyecto es demasiado extenso para ir reduciendo, sin considerar su eliminación, las bolsas de plástico y los productos de poliestireno extendido, y sin especificar con claridad las medidas específicas y los compromisos que deberán asumir tanto los fabricantes como los importadores para ejecutar el programa de reducción de los elementos contaminantes.

En la edición del pasado  viernes del matutino “El Día”, bajo la firma de Dilenni Bonilla, aparece un reportaje que revela que en el país circulan cada año nada menos que 120 millones de plásticos, de los cuales apenas se recicla el 2 porciento, con lo que se desperdicia una potencial fuente de riqueza.  Domingo Contreras, quien está a cargo de los programas especiales de la Presidencia y es un amplio conocedor del tema, afirma que si tan solo se logra incrementar el reciclaje entre un 20 y un 25 por ciento, nuestras exportaciones subirían 500 millones de dólares.

Volviendo al proyecto de ley, consideramos que este requiere ser debidamente ponderado. La urgencia de contar con un instrumento legal para manejar el tema, después de años de desidia e indiferencia, no justifica el que se actúe en forma precipitada y con festinación.

El tema insistimos abarca distintos aspectos por lo que no podemos focalizarnos ni quedarnos varados en los plásticos. No es esta la única basura contaminante, que hace daño al medio ambiente, infesta las aguas de los ríos y la que va al mar. Tal como señala el reportaje a que hacemos referencia, en la lista de los cuatro a ocho millones de toneladas de basura que producimos y enviamos al océano cada año figuran papel, cartón, metal, municiones, madera, filtros de cigarrillos, residuos sanitarios, entiéndase heces fecales, y hasta juguetes desechados.

Es un problema que involucra y refleja un comportamiento humano carente de todo sentido de responsabilidad, compromiso ciudadano y conciencia ambiental.  Es ahí, posiblemente, donde radica la mayor cuota de culpa y la más urgente necesidad de aplicar cambios de comportamiento.  O hacemos una correcta disposición de la basura, o seguimos convirtiendo en zafacones y vertederos las vías públicas, las cañadas y los ríos de forma irresponsable.  Ese es el gran dilema a resolver. Por las buenas, mediante una intensa y receptiva campaña de concienciación, y por las malas, mediante la aplicación de ejemplares sanciones a los renuentes.

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