QUITO.- Los 57 rehenes de los distintos motines carcelarios que se desataron el jueves fueron liberados y se encuentran en buen estado, según informaron este viernes las autoridades ecuatorianas, que lograron retomar la normalidad en las seis prisiones tras dos tensas jornadas.
Si bien en un inicio el Gobierno de Ecuador informó el jueves de la retención forzada de 50 guardias carcelarios y 7 policías en la cárcel de Cuenca, este viernes el organismo estatal a cargo de las prisiones reconoció que estos se encontraban repartidos en seis prisiones donde los presos se habían amotinado.
El Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad (SNAI), el departamento estatal a cargo de controlar y administrar las 35 prisiones de Ecuador, indicó este viernes en un comunicado que todos los rehenes liberados se encuentran en buen estado de salud y «a buen recaudo».
«Al momento, las actividades administrativas se desarrollan con normalidad en los centros», precisó el SNAI, que apenas ha brindado información oficial durante esta crisis carcelaria.
La liberación de los rehenes que se encontraban en la cárcel de Cuenca, el mayor amotinamiento de las seis cárceles involucradas, se produjo durante la noche del jueves, según medios locales, pero las autoridades no lo confirmaron hasta la tarde de este viernes.
En la mañana de este viernes la cárcel de Cuenca lucía con aparente normalidad, con policías desplegados en su perímetro exterior y sin la presencia ya de los 400 militares que se encontraban también en el lugar los dos días anteriores, según pudo comprobar EFE.
Algunas de las otras cárceles donde ha trascendido que hubo disturbios fueron las de Machala y Azogues, además de en el «Virgilio Guerrero», un correccional de menores de Quito donde los adolescentes intentaron también amotinarse y provocaron un incendio que calcinó uno de los sectores del centro.
Esta serie de motines se inició el martes, como una respuesta de la banda criminal Los Lobos contra una intervención de la Policía y de las Fuerzas Armadas en la cárcel de Latacunga para requisar armas y aparentemente también en protesta contra una serie de traslados de presos.
De acuerdo a una fuente oficiosa consultada por EFE, entre los traslados de esos presos estaba el de Luis Alfredo Arboleda «Gordo Luis», un cabecilla de Los Lobos capturado recientemente en Colombia que fue trasladado desde la prisión de Latacunga, situada en la provincia de Cotopaxi, a unos 70 kilómetros de Quito, a la prisión de máxima seguridad de La Roca, dentro del complejo carcelario de Guayaquil.
La intervención en Latacunga fue parte de los operativos que desde hace unas semanas realizan la Policía y las Fuerzas Armadas para desarmar a las bandas criminales que controlan internamente las cárceles y que, por enfrentamientos entre ellas, han asesinado a más de 400 presos desde 2020 en una serie de masacres carcelarias.
En la prisión de Latacunga los policías y los militares hallaron 49 armas blancas y dos chalecos antibalas, mientras que en las intervenciones anteriores realizadas en el complejo carcelario de Guayas, un conjunto de cinco prisiones que albergan a unos 12.300 presos, encontraron un arsenal de guerra compuesto de fusiles, granadas, lanzagranadas y explosivos.
En paralelo a los motines también se registraron una serie de al menos cinco coches bombas y otras explosiones en distintas partes del país, entre ellos dos en la capital Quito, con vehículos cargados con artefactos explosivos que estallaron frente a edificios vinculados con el SNAI.
Esta situación de violencia carcelaria también se ha trasladado a las calles, lo que ha hecho que el país pase en cinco años de 5,8 a 25,32 homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes en 2022, la cifra más alta de su historia, con recurrentes asesinados que han tenido como víctimas a políticos, jueces y fiscales, entre ellos el candidato presidencial Fernando Villavicencio.
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