Santo Domingo. – Los bicampeones nacionales, Tigres del Licey, honraron al experimentando comunicador y voz interna Luis Beltrán, por su labor con el conjunto azul por más de tres décadas.
La prestigiosa voz de los 24 veces campeones recibió una placa de reconocimiento de la mano de Ricardo Ravelo, presidente del club y Miguel Ángel Fernández, tesorero y otrora presidente del conjunto.
Fue acompañado en el montículo por todo el equipo de comunicaciones y multimedia de los Tigres del Licey: Radhamés González, Idelfonso Ureña, Franklin Mirabal, José Luis Montilla, Cesar Marchena, Alex Luna, Rafael Díaz, Tommy Troncoso, Paloma Almonte, Roosevelt Comarazammy Jr, Manuel Cruz, Gerardo Bobadilla y Edwin Asencio. Además, fue honrado con un vídeo de reconocimiento con palabras de sus compañeros y de los jugadores históricos Anderson Hernández, Ronnie Belliard y el capitán Emilio Bonifacio.
En la ceremonia fue acompañado por su esposa María Cristina Espinal e hijos Lismary y Luis Manuel. El acto concluyó con el lanzamiento de la primera bola por parte de Beltrán, con Fernando Ravelo como su receptor de honor.
El veterano locutor cumplió 31 años fungiendo como voz interna de los bicampeones nacionales Tigres del Licey, un rol que ha desempeñado con mucha pasión y entusiasmo.
Beltrán, más conocido como «Luisito», comenta sobre sus inicios con los Tigres y la forma en que maneja los códigos comunicacionales a la hora de hacer la presentación de los jugadores.
«El mejor público, el mejor fanático es el de los Tigres del Licey. Primero está acostumbrado a ganar, tiene una fidelidad increíble. No importa si estamos en una mala racha, el grand stand siempre está lleno», declaró Beltrán quien debutó con un campeonato en la estación de 1993-94.
«¡AL BATE POR LOS TIGRES!» es la icónica frase que identifica al que ya es calificado como un símbolo azul desde el micrófono, una labor que ha desarrollado de manera ininterrumpida durante estos tres decenios.
Fue el encargado de apodar como «Tulile» a Andy Abad, quien al principio no estuvo de acuerdo, pero luego de irse en blanco en un partido le mandó a decir que «estaba bromeando». Desde entonces, se consagró como un refuerzo de impacto que terminó la temporada 2001-02 con .295 de promedio de bateo, con 10 extrabases y 19 carreras impulsadas en 32 partidos de serie regular.
El icónico anunciador del glorioso, cuenta experiencias que han marcado su vida en estos treinta años, como el momento en que su padre rompió en llanto cuando este le comunicó que trabajaba para el equipo de sus amores. Desde entonces, él llevaba a su padre al estadio, retribuyendo ese hermoso gesto que desde niño recibió de su progenitor.
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