Redacción agencias.- Poco después de haber comenzado a tener relaciones sexuales, alrededor de los 17 años, Magalí Agnello sintió que había algo distinto en ella. O más bien, que no sentía lo que imaginaba que debía sentir. “Era muy angustiante. Tal vez estaba con un chico que me encantaba pero algo faltaba, después de tener relaciones tenía una sensación de vacío muy grande. Pensé que tenía un problema y busqué ayuda”, explica la joven bahiense, que ahora tiene 27 años. Hoy está segura de que no hay nada problemático en ella: simplemente es asexual.
¿De qué se trata? Son personas que no tienen atracción sexual por otros. Por lo demás, pueden establecer una relación de pareja o, por el contrario, ser “arrománticos”. Y pueden también sentir deseo sexual, que no buscan saciar con otro.
Magalí cree que tardó en entender lo que le sucedía porque hay una gran falta de representación de la asexualidad en la cultura popular: los personajes de series y películas casi siempre terminan teniendo sexo. Hoy se considera grisexual, una corriente dentro de la asexualidad en la que sí se puede llegar a sentir algo de atracción sexual por otras personas. “En mi vida personal la sentí con suerte dos o tres veces. Eso no significa que mi cuerpo no funcione: yo sí puedo tener excitación física, de hecho me encanta la sensación que se produce en mi cuerpo. Puedo incluso llegar a disfrutar del sexo, pero no porque la persona me excite”, señala. Actualmente, ser asexual no le resulta problemático. Simplemente suele preferir ver una película o salir a correr antes que tener sexo.
A sus 27 años, Magalí ya no vive como un problema ser asexual
Adrián Helien es el presidente del capítulo de sexología de la Asociación de Psiquiatras Argentinos y el Coordinador del equipo de diversidad sexual del Hospital Durand. Cuenta que cuando se formó como sexólogo, hace 36 años, no se hablaba de asexualidad, o se lo hacía desde una mirada patologizante. Hoy atiende cada vez más jóvenes -de entre 20 y 30 años- que llegan al consultorio y se presentan como asexuales arrománticos, o heterorrománticos u homorrománticos, porque hay casi tantas categorías como personas que se consideran asexuales. “Comenzó a ocurrir hace diez años pero con muchísima más fuerza en los últimos cinco. Creo que tiene que ver con empezar a narrar y visibilizar algo que claramente estaba invisibilizado”, apunta.
Para el especialista, es lógico que cada uno pueda definir qué desea y qué no desea: cada persona es autónoma y soberana sobre su placer. El desconcierto de los pacientes muchas veces obedece a que el contexto en el que vivimos plantea que hay que ser sexual para ser normal. De lo contrario, algo malo está pasando. Entonces la etiqueta de asexual llega con una carga complicada.
¿Tienen deseo sexual? “Puede que algunas personas no lo tengan y otras puedan vivirlo con el autoerotismo. Cuando hablamos de asexualidad en general hablamos de situaciones vinculares, eso no implica que no disfruten de recorrer su cuerpo y sentir placer erótico más allá de lo genital. El amplio espectro del erotismo puede tener infinitas posibilidades”, responde Heliet. “Y el acceso al placer erótico es un derecho, no un deber”, remata.
En 2004, el psicólogo canadiense Anthony Bogaert analizó los datos de casi 20 mil británicos y determinó que el 1% se identificó como asexual. Es la única cifra que existe aún hoy a nivel internacional. En la Argentina, la organización es incipiente. Desde el 2018 funciona la Agrupación de Pluralidades Asexuales (AgruPAS). Tiene unos 521 seguidores en Twitter, poco más de 1000 en Facebook y casi 3000 en Instagram. En tanto, Yo también soy asexual (Ytsaa) pisa más fuerte en Facebook, donde tiene unos 3800 seguidores.
Ponerle nombre
El movimiento gana terreno: el 6 de abril pasado se conmemoró el primer día internacional de la asexualidad. Algo de eso explica que en un popularísimo concurso de belleza en El Salvador, este año, la primera pregunta que le formularon a una postulante fue qué representa ser asexual. Consultada por LA NACION, Alejandra Gavidia, Miss Universo El Salvador 2021, indica: “Para mí significa finalmente reconocer formalmente mi orientación sexual y ponerle nombre a algo que había sentido toda mi vida, pero que no sabía que existía. Significa dejar de ser rara, diferente, necesitada de terapias; significa que está bien no sentir atracción sexual y que no es algo malo, es mi orientación”. Exponer públicamente que es asexual la hizo sentir acompañada: hay una comunidad allá afuera que experimenta lo mismo.
Texto: Yahoo Noticias
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