Por la importancia del tema que aborda hoy cedemos el espacio del Tiro Rápido para acoger la nota editorial que bajo el mismo título publica el matutino Hoy. La misma se expresa así:
“Si el 20 por ciento del segmento poblacional niñez-adolescencia permanece sin asistir a la escuela y laboralmente desocupado, y el 66 por ciento de los así marginados pertenece al sexo femenino como indican las estadísticas de organismos especializados, se necesitarían pocos índices negativos más para encender alarmas por las implicaciones sociales de tan grave exclusión en una nación de mayoría joven: 36 por ciento. Gente en el comienzo de sus vidas queda sin avanzar por procesos formativos para integrarse a puestos de trabajo bajo riesgos de llegar por desesperación a la gama de modos ilegales de obtener dinero que explican el porqué es alto el porcentaje de la población carcelaria comprendido en minoría de edad. Una explicación también a los dominantes afanes de emigrar.
“Estrecha relación pudiera hallarse también en la inercia en que están sumergidas muchas tiernas existencias femeninas y las uniones y matrimonios prematuros con secuelas de embarazos precoces y deserciones de estudios cuando todavía no se han alcanzado niveles aceptables de aprendizaje ni de madurez para enfrentar la vida; cuando todavía el rol de madre les queda grande y el círculo vicioso de la pobreza las tiene en sus garras. El Estado y la sociedad misma tienen que reconocer como fracasos tales déficits educacionales y laborales. Se llega a comprender que la cacareada disminución de la pobreza presenta lagunas riesgosas”.
Hasta aquí la nota editorial del matutino que viene a ser como la nave capitana de la prensa escrita del Grupo de Comunicación Corripio, que dirige el veterano periodista Bienvenido Alvarez Vega.
Tradicionalmente y de manera reiterada se ha mencionado la cifra de 500 mil la cantidad de jóvenes que integran el contingente de los llamados Ni-Ni, que ni estudian ni trabajan, y que en un estimado de mayor amplitud carecen si no en su totalidad en su gran mayoría de destrezas laborales que les permitan acceder a un trabajo de mayor calidad y mejor salario.
Sin embargo a la luz de los números que menciona el editorial de Hoy, la cantidad pudiera ser muy superior si partimos de la base de que la población del territorio que ocupamos anda en números globales por el orden de diez millones y medio, por lo que por simple aplicación aritmética el 36 por ciento de niños-adolescentes representa una cantidad global de cerca de cuatro millones. En el caso del sexo femenino, mediante la misma simple operación matemática, el 66 por ciento de esta cifra nos daría casi dos millones setecientos mil niñas y muchachas adolescentes que caen en la categoría de los Ni-Ni, carentes de educación y de ocupación laboral, y condenadas en el mejor de los casos a servir en labores domésticas y otras de baja remuneración y escaso futuro.
Calificar de simplemente inquietantes estas cifras no refleja en modo alguno la dimensión de uno de los más serios problemas que enfrenta el país, que irá agravándose de más en más en la medida en que transcurra el tiempo y que también cada vez más comprometerá seriamente el futuro del país a más tardar en el mediano plazo.
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