Puerto Príncipe.- Las muertes, los secuestros y los saqueos siguen a la orden del día en la capital de Haití, donde este lunes se registraban intensos enfrentamientos y tiroteos entre las bandas armadas y la Policía, pese a que los niveles de violencia habían bajado en las últimas jornadas tras la escalada de la tensión vivida desde finales de febrero.
En los jardines de Champ de Mars, no lejos del Palacio Nacional, en pleno centro de Puerto Príncipe, los tiroteos obligaban a la gente a correr en todas direcciones para escapar de los disparos, mientras que las actividades se encuentran paralizadas.
Según medios locales, al menos dos personas han muerto en la zona metropolitana de la ciudad.
Las escenas de muerte, convertidas en algo habitual
Además, en el sector de Pétion-Ville, en las colinas de Puerto Príncipe, la mañana de este lunes aparecieron cuatro cadáveres, al parecer acribillados a disparos.
Tres de los cuerpos, estaban juntos boca abajo, en medio de un reguero de sangre, mientras que el cuarto se encontraba solo en un callejón.
Los vecinos acuden a ver la escena, tan habitual en Haití que hasta los niños se acercan a comprobar lo que ocurre.
Y es que, desde hace al menos dos semanas, se encuentran cadáveres casi a diario en Pétion-ville, escenario de enfrentamientos entre las bandas y la Policía.
Pese a todo ello, los niveles de violencia actuales están lejos de los registrados a finales de febrero y principios de marzo pasado, cuando los grupos armados arreciaron sus ataques contra instituciones, empresas y propiedades privadas, todo ello en ausencia del primer ministro haitiano, Ariel Henry, que sigue fuera del país y cuya salida del poder reclaman las pandillas.
En aquellos días las matanzas y los ataques se sucedían, como los asaltos el 2 de marzo a las dos principales cárceles del país, la Penitenciaría Nacional y Croix-des-Bouquets, lo que permitió la huida de unos de 3.600 presos, muchos de ellos miembros y cabecillas de bandas armadas.
Tampoco se libraron de la violencia los alrededores del aeropuerto internacional (sigue sin haber vuelos) ni el Palacio Presidencial o el Ministerio de Interior, que intentaron ser asaltados o incendiados por los pandilleros.
Alarma ante la situación en Haití
Muestra de la violencia en Haití son las cifras proporcionadas la semana pasada por la ONU, que calificó la situación de «cataclismo»: más de 1.500 muertos a manos de los grupos armados en los tres primeros meses del año.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en Haití tilda de «terribles» los niveles de violencia a manos de las bandas armadas, con sus consiguientes efectos en todos los ámbitos: más de 5,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir, los desplazados superan los 362.000, más del 50 % de la población tiene problemas para alimentarse y el sistema sanitario está al borde el colapso.
Tampoco las escuelas se quedan al margen y hace ya un mes que no abren sus puertas en el área metropolitana de Puerto Príncipe.
La crisis y la inseguridad generan preocupación en todas partes y, así, el papa Francisco se refirió el domingo, en su mensaje de Pascua, a Haití, país para el que pidió que «cese cuanto antes la violencia que lacera y ensangrienta y pueda progresar en el camino de la democracia y la fraternidad».
La ONU, alarmada por la situación, celebrará el martes un debate en el Consejo de Derechos Humanos y, al día siguiente, la Organización de los Estados Americanos (OEA) tratará, en una reunión ordinaria, el proyecto de resolución ‘Apoyo a la transición democrática en Haití’.
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