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Los grilletes electrónicos

Desde que años atrás se puso en vigencia el actual Código Procesal Penal, se advirtió que nacía huérfano de toda una serie de elementos y mecanismos complementarios para su aplicación efectiva.

Esa carencia provocó que el Código, que según sus críticos es una especie de ensamblaje de elementos extraídos de los de varios otros países de diferente nivel y circunstancias que el nuestro, no pudiese cumplir con las expectativas que argumentaban sus defensores.

Si bien estos sostenían que con el mismo se buscaba eliminar la vieja y arbitraria norma del ¡tránquenlo¡ que dio lugar a tantos atropellos y  garantizar los derechos de los prevenidos,  en la práctica resultó muy vulnerable.  Con frecuencia abogados hábiles, explotando los vericuetos y fisuras de la pieza, han logrado una y otra vez la libertad de elementos reincidentes de largo historial criminal,  al quedar obligatoriamente condicionados los fallos de los jueces a las normas procesales del Código.

Son muchas las veces en que los medios de comunicación reseñan hechos punibles llevados a cabo por maleantes sometidos en numerosas ocasiones por los más diversos delitos, algunos de suma gravedad, sobre varios de los cuales pesan fallos condenatorios que se suponía debían estar tras las rejas y no en la calle cometiendo nuevas fechorías.   No es por gusto que recientemente el mismo Presidente del Tribunal Constitucional, Milton Ray Guevara, lo calificó de “Código para los Delincuentes”.

Una de las fallas más frecuentes en la Administración de Justicia han sido las órdenes de libertad preventiva dispuestas en muchos sometimientos, sobre las cuales no hay control ni mecanismos para hacer que cumplan con los términos de la misma, debido a la alegada falta de recursos a disposición de la Procuraduría.   El resultado es que a miles de  acusados, en no pocos casos de delitos muy graves, que reciben ese beneficio no se les vuelve a ver el pelo: ni se presentan periódicamente ante la autoridad, ni en ocasiones asisten siquiera a juicio.

Peor aún: hay casos en que, de una u otra forma, logran abandonar país aún  cuando tengan impedimento de salida. El hecho más notorio, que adquirió categoría de vergonzoso escándalo internacional,  fue el de la fuga rocambolesca de los dos pilotos franceses acusados de narcotráfico,  quienes después de un efímero recibimiento casi de héroes en su país han quedado en manos de sus tribunales bajo la misma acusación agravada por otros atribuidos transportes de drogas.  Se trató de un caso típico de falta de seguimiento, sobre cuyo organizador de la evasión,  actualmente detenido en Egipto, pesa una orden de extradición para ser enviado al país a fin de ser juzgado por los tribunales dominicanos.

El anuncio de que ya hay a disposición de la Procuraduría, 500 grilletes electrónicos para colocar en el tobillo de los presos acusados de delitos graves a quienes, por una u otra razón, se les otorgue la libertad bajo fianza,  constituye un buen paso de avance para poder mantener el control sobre los desplazamientos de los mismos. El costo de cada unidad es de 16 mil pesos y su pago correrá a cuenta de la persona que deba llevarlo.

Saludamos la introducción de la tobillera que es de uso frecuente en los Estados Unidos donde ha resultado un efectivo método de seguimiento y control de las personas en libertad provisional para evitar el riesgo de fuga.  De esperar  que también aquí rinda esa función de eficaz vigilancia.

A ver si de esa forma vamos logrando que la aplicación del Código resulte un poco más a favor de la cuestionada y frágil seguridad ciudadana, en vez de a los criminales que atentan contra el clima de sosiego que con permanente preocupación y pleno derecho demanda  nuestra conturbada sociedad.

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