Los ocho beneficios para la salud poco conocidos del tomate

Rico en antioxidantes como el licopeno, vitaminas y minerales, se asocia a beneficios significativos en la prevención de enfermedades cardiovasculares y mejora de la circulación sanguínea.

Redacción internacional.- El tomate, también conocido como jitomate, se destaca por su versatilidad culinaria a nivel mundial y también por sus propiedades benéficas para la salud, particularmente en la prevención de enfermedades circulatorias y cardiovasculares.

Según estudios, esta fruta es una fuente significativa de vitaminas C y E, potasio y fibra, además de contener licopeno, un poderoso antioxidante vinculado a la reducción del riesgo de padecer afecciones cardíacas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) enfatiza la importancia de su consumo dentro de una dieta balanceada.

Incorporar el tomate en las comidas diarias, ya sea en estado natural, cocido o como parte de diversas recetas y sopas, constituye una estrategia eficaz para mejorar la salud cardiovascular. Esto contribuye al bienestar general y se alinea con las recomendaciones de la OMS, que sugiere el consumo de al menos 80 gramos de este alimento, que equivale a una de las cinco porciones de frutas y verduras recomendadas por día dentro de un régimen alimenticio saludable.

La relevancia de este fruto en la prevención de trastornos relacionados con el corazón y la circulación sanguínea ha sido respaldada por diversas investigaciones científicas que destacan al licopeno entre sus componentes más beneficiosos. Gracias a su riqueza en antioxidantes, el tomate favorece una mejora cardiovascular y contribuye a la protección contra ciertos tipos de cáncer.

¿Por qué el tomate es una fruta?

El tomate es considerado una fruta según la definición de la Real Academia Española (RAE), que lo describe como una “baya roja, fruto de la tomatera, de superficie lisa y brillante, en cuya pulpa hay numerosas semillas algo aplastadas y amarillas”.

Esta clasificación se basa en características botánicas que definen a las frutas: su origen vegetal, la presencia de semillas y que sean comestibles. Si bien el sabor del tomate no es necesariamente dulce, cumple con estos criterios, lo que refuerza su identidad como fruta. Además, las frutas, por definición, se originan del ovario de la planta tras la floración, característica en la cual el tomate encaja perfectamente.

Sin embargo, existe una cierta confusión en cuanto a si clasificar al tomate como fruta o verdura, lo que puede originarse en su uso culinario. En la cocina, el tomate es frecuentemente considerado una hortaliza debido a su bajo contenido de azúcar y su sabor, que tiende más hacia el umami, un perfil gustativo más asociado a los sabores salados que los dulces.

Este distintivo lo diferencia de otras frutas con sabores más azucarados, y generalmente se sirve en platos salados como ensaladas, platos principales o como ingrediente en diversas preparaciones. Esta dualidad muestra cómo, desde el punto de vista botánico, el tomate es una fruta, mientras que su clasificación como verdura proviene más bien de su uso y percepción en la gastronomía.

Los 8 beneficios poco conocidos del tomate

¿Cómo ayuda el tomate a mejorar la circulación de la sangre?

Ayudan a mantener a raya la circulación sanguínea porque contienen un carotenoide clave llamado licopeno. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, el licopeno es un antioxidante natural utilizado para prevenir trastornos de la salud humana, entre los que se encuentran las complicaciones cardíacas.

Los antioxidantes del tomate puede ayudar a proteger las arterias, así como su alto contenido de fibra contribuye a reducir el colesterol malo.

Según un artículo de la American Association of Retired Persons (AARP), una organización sin fines de lucro dedicada a mejorar la calidad de vida y la salud de las personas mayores de 50 años, la ingesta de tomate ayuda a reducir la presión arterial y el espesor de la sangre, evitando la acumulación de placas que pueden ocasionar coágulos. Es decir, el tomate actúa como anticoagulante, mejorando el retorno venoso, previniendo várices y arañitas.

El consumo del tomate “está asociado a un menor riesgo de accidentes cerebrovasculares” y puede estar asociado también “a un menor índice de enfermedad coronaria”, explica Gemma Chiva-Blanch, profesora de Nutrición de la Universidad Abierta de Cataluña, en un artículo publicado en la revista The Conversation.